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Las ventas a Rusia se sitúan en su nivel más bajo de la actual década

El mercado ruso llegó a ser el segundo mejor cliente internacional para los pavimentos y revestimientos cerámicos fabricados en Castelló y, en la actualidad, ocupa la undécima posición

Las ventas a Rusia se sitúan en su nivel más bajo de la actual década

Las ventas de pavimentos y revestimientos cerámicos a Rusia van mal y no remontan. Y, lo que es peor, no hay signo alguno de mejora a corto o medio plazo.

En apenas dos años, el gigante exsoviético ha pasado de ser el segundo mejor cliente de las baldosas castellonenses a una discreta undécima posición en el ránking de mejores clientes internacionales del Tile of Spain, una situación que, lejos de mejorar, continúa en clara fase descendente.

Los datos hablan por sí solos. En el año 2010, las fábricas castellonenses de baldosas cerámicas enviaban productos a Rusia por valor de 105,505 millones de euros. La cifra fue mejorando, tal y como muestran las estadísticas del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), especialmente a partir del año 2012, ejercicio que terminó con un volumen de facturación de 160,747 millones de euros, es decir, un alza del 52,35 % en apenas 24 meses. El pico máximo se alcanzó en el año 2013, etapa que terminó con 169,186 millones de euros de productos expedidos.

Desde entonces, el país ha entrado en declive. En 2014, el volumen de importaciones de Rusia ya se limitó a 164,03 millones de euros, y en el 2015 se desataron todas las alarmas: Rusia cerró con una cartera de negocio de solo 89,62 millones de euros, es decir, un 45 % menos en solo un año.

Sigue la crisis en 2016

Y en 2016, la cosa no va mejor. En los seis primeros meses, las compras rusas de baldosas españolas es de solo 37,560 millones de euros, un 20 % menos que en el mismo periodo del año anterior. Es cierto que la curva de caída se ha atenuado, pero seguir haciéndolo a 20 puntos interanual evidencia que, ni mucho menos, se ha tocado fondo.

Otro dato: según las estadísticas del Icex, el sector ha pasado de cerrar 21.727 operaciones comerciales con Rusia, en el año 2013, a solo 15.053 en el 2015, y este año se limitan a solo 5.770. Es decir, de enero a junio del 2016, ya están muy por debajo del 50 % medio que sería razonable con respecto al 2015.

Detrás de este escenario se encuentran varios motivos, tal y como han comentado fuentes empresariales en los últimos meses: una crisis económica sin precedentes en el país, lo que ha llevado a un debilitamiento del rublo frente al euro, de manera que los productos castellonenses resultan, sencillamente, prohibitivos.

Asimismo, el enfriamiento de la economía nacional ha supuesto una paralización de los proyectos de construcción e inmobiliarios en el país, principal nicho de mercado de las baldosas que Castelló exporta a Rusia. Y por último, la caída de la cotización del barril de Brent, de la que el país es un gran productor mundial, o conflictos bélicos como el que vive Rusia con Ucrania a cuenta de la región de Crimea, lo que la ha enfrentado a la comunidad internacional, que ha impuesto un bloqueo comercial al país como respuesta, no han ayudado tampoco a favorecer las ventas azulejeras a Rusia.

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