El exsecretario general de la Confederación de Empresarios de Castelló, Rafael Montero, se ha dado de baja tras casi 30 años en la organización. Fue destituido del cargo el 8 de agosto después de ser procesado en la causa judicial por un presunto fraude en ayudas públicas de cursos de formación, pero permaneció como empleado sin funciones concretas a la espera de negociar su salida.

Fuentes de la CEC han informado que presentó su baja el miércoles y han señalado que ha sido voluntaria y que no cobrará por ello ningún tipo de indemnización. La nueva cúpula de la patronal pretendía esgrimir la situación financiera de la CEC para materializar un despido objetivo, lo que hubiera conllevado un pago de 20 días por año trabajado. Pero al parecer Montero ha desistido de seguir con la pugna y pone fin a su relación laboral con la patronal. Sólo cobrará las nóminas que se le debe (de los últimos cuatro meses). Según la patronal, Montero ha optado por esta decisión para «no perjudicar la CEC», pero todo hace indicar que la pérdida de apoyos en la CEC le ha hecho tirar la toalla.

Cabe tener en cuenta que la organización lo tenía en el disparadero por el caso judicial y su gestión económica en los últimos tiempos. Montero y el expresidente, José Roca, lo fueron todo en la patronal. Al final se han ido por la puerta de atrás.