La vaca de la ganadería Cantera de Vila-real que se escapó hace varios días en la fiestas de la Vilavella, parece haberle cogido el gusto a eso de vagar en libertad por la montaña, y se lo está poniendo bastante complicado a su propietario, que ayer no pudo completar su captura a pesar de que a última hora de la tarde del jueves llegaron a localizarla y controlarla recurriendo a la ayuda de dos mansos. Pero ayer, según confirmó el propio ganadero, volvieron a perderle la pista y solo saben que está por el monte, por lo que se frustró una misión que tiene como único objetivo dar con el animal para devolverlo a la ganadería sano y salvo, sin que se produzca ningún incidente. En cuanto a los riesgos de que en la montaña se encuentre un astado desplazándose libremente, el propietario de la Cantera no dudó en afirmar que la gente no debería preocuparse, ya que lo normal es que intente no dejarse ver. De hecho, el principal inconveniente para el rescate es que huye de la presencia humana.

Con todo, al estar suelta en la montaña y ser un animal de gran tamaño y agilidad, no sería extraño que alguna persona pudiera encontrársela o avistarla en cualquier punto, en ese caso el ganadero recomienda llamar a la policía.

Por lo sucedido hasta el momento parece probado que existen pocas alternativas para acabar haciéndose con la vaca. La más efectiva y segura pasaría por contar con la intervención de un veterinario, que procediera a dormirla lanzándole un dardo tranquilizante, de manera que se garantice un traslado sin mayores inconvenientes, pero para eso «tenemos que encontrarla», explicó el ganadero, que estos días está intentando recuperar a su res con la colaboración de los mansos y algunos amigos.

En la última jornada del concurso de ganaderías de las fiestas de la Vilavella, en la que también participó el animal fugado, es inevitable que haya ganado protagonismo este incidente que se produjo en la madrugada del miércoles al jueves, cuando los vecinos se disponían a disfrutar de la exhibición de un toro embolado. En el momento de cortar la cuerda para iniciar el festejo, un grupo de aficionados de los cadafales más próximos al corro, comprobaron como una vaca rojiza se escapaba por el casco urbano hacia el camino Bucaret junto con un manso, que fue capturado poco después.

Lo de dar con su compañera de fuga está siendo más problemático, entre otras cosas porque la libertad es un estado atrayente para cualquiera, también para una vaca rojiza que supo aprovechar la oportunidad de ver una puerta abierta para vivir una aventura que, inevitablemente, inquieta a los vecinos de la zona, que reconocen mantener el temor de encontrársela al girar una esquina, un sendero o al ir al campo a trabajar la tierra.