El Castellón venció al Buñol con goles de Juanfran y Albert Pedra. El 2-0 coronó un partido que no entusiasmó a nadie y cuyo valor, sin embargo, puede crecer con el paso del tiempo. Los albinegros se examinaban en Castalia tras tres derrotas consecutivas en un envite tramposo, uno de esos que te puede hundir una temporada, pero de los que en caso de ganar se sale a la larga fortalecido. Eso logró el Castellón a la postre: un triunfo de pura supervivencia.

Tres puntos y oxígeno, nada más, pero también nada menos que eso. El partido comenzó y avanzó con la tensión baja. Escaso de ambiente alrededor, el juego se volvió pastoso. El Castellón dominó pelota y territorio y casi por inercia fue sumando llegadas. Frank Castelló formó con línea de cuatro, pero incrustó a Guille Vázquez en el centro del campo, a la vera de Marenyà. Por delante, el trío de mediapuntas fue intercambiando posiciones. El más activo fue Lolo Ivars, que lució golpeo a balón corrido y parado. Por ahí llegaron primero las ocasiones y finalmente el gol de Juanfran. Fue en el minuto 39. Ivars botó un córner, Marenyà amarró la segunda jugada y Juanfran definió a bocajarro, en la tercera oleada.

Antes, el Castellón solo había sufrido un susto. Minuto 21: Enrique se cruzó providencial frente a un remate franco de Corell. Por lo demás, mandó el equipo local, que reclamó un gol fantasma en el minuto 14. El portero sacó bajo palos el disparo de Borja Gómez que culminaba una doble acción: incorporación de Juanfran y maniobra de Víctor Pino. El joven Pino fue el titular en la delantera. Se buscó la vida, pero brilló poco.

Pasada la media hora, Marenyà lo conectó con un pase filtrado. El disparo de Pino lo atajó el portero Antonio. El guardameta del Buñol acaparó protagonismo porque el Castellón enlazó una decena de buenos minutos. Lolo Ivars fue ajustando la mirilla y exigió al arquero desde la frontal.

También los defensas visitantes parecían en su contra. Loza rozó el autogol en una de las numerosas subidas de Juanfran.

Sin más sobresaltos, el partido alcanzó el descanso. Para el Castellón, la tarde era plácida pero la victoria era corta. Para el Buñol, esa estrechez en el marcador suponía la mayor esperanza. Así fue hasta el tiempo de descuento.

La misma tónica

El protagonista del arranque del segundo acto fue, para variar, el pie de Lolo Ivars. En tres minutos: falta lateral, disparo desde la frontal y falta lateral. Atacó el Castellón con fuegos de artificio, sobre todo por el flanco de Chema. El extremo anduvo voluntarioso, pero más desequilibrado que desequilibrante.

Una escaramuza del visitante Lander, que bailó a Juanfran junto a la línea de cal, subrayó el bajón de nivel de los albinegros. Frank Castellón movió el banquillo, pero entre el despiste del árbitro y unas cosas y otras, Albert Pedra acumuló minutos y nervios en la banda. Antes, durante y después, el Buñol mostró un sobresaliente manejo de las cartulinas. Ocho visitantes vieron la amarilla, escalonados, dosificándose, midiendo la culpa y la falta. Sin expulsados, auténticos maestros de la amonestación.

El Buñol no jugó especialmente bien, y el Castellón tampoco. Pudo abotonar el partido y lo dejó abierto. En el minuto 80, Abraham tiró un sombrero en el área y, como dirían los clásicos, se llenó de balón: la volea fue alta. Al siguiente, en el 81, el incansable Marenyà lanzó profundo a la subida de Juanfran. Chema remató forzado y fuera el centro excesivo del zurdo. Ya entonces había salido Rubén Fonte, exprimiendo plazos en la recuperación.

El Buñol también refrescó la delantera. El corpulento Sales resultó ser de carácter bonachón. El saltarín Enrique le ganó todas por arriba. La última, en el descuento, generó el contragolpe del 2-0 definitivo. Chema estiró la transición hacia Rubén Fonte, cuyo centro embocó en el segundo palo el jo