La Associació de Paranyers (Apaval), presentó ayer en la asamblea de compromisarios que se celebró en Vila-real el nuevo sistema de caza selectivo ideado por este colectivo, con el que esperan salvar los problemas legales que «persiguen» a los aficionados desde que en la década pasada se decidiera penalizar esta práctica cinegética.

Según defendió el presidente de Apaval, Miguel Ángel Bayarri, este nuevo mecanismo sería 100 % selectivo, dado que permitiría capturar a las aves sin producirles ningún daño empleando dos mecanismos, uno que se activaría por el peso del pájaro y otro manual. El artilugio se situaría en la parte alta de los paranys y tendría una cuerda en la parte inferior que permitiría al cazador accionarlo cuando el ave en cuestión esté en su interior, o desactivarlo cuando abandone la zona.

La idea, como se explicó en la asamblea, es la conclusión de un «trabajo colectivo» en el que han participado varios paranyers. Pero lo más importante, desde su punto de vista, es que ha sido avalada hasta por siete ingenieros, tres de ellos de la Universitat Politècnica de Valencia, que acreditarían con su firma que este sistema respeta la normativa nacional y europea, especialmente por lo que respecta a la caza selectiva y el maltrato animal. De esta forma se concluiría un trabajo que se inició hace 5 años por la inquietud de salvar las limitaciones impuestas por la ley a los usos tradicionales.

El mecanismo es muy sencillo y las trampas presentan el aspecto de una jaula rectangular con una red en la parte inferior, un listón de madera en la parte central y dos puertas que se accionan a través de unos muelles. La idea básica consiste en que los tordos que se posen en el listón de madera queden atrapados en el interior, mientras que otras aves más ligeras no tengan posibilidad de accionar el mecanismo. Así lo demostró uno de los paranyers implicados en el proyecto, que lanzó sobre el listón consecutivamente dos objetos de cartón que reproducían el peso aproximado de las aves. Así pudo demostrar que el más ligero caía en la red sin que se cerrara la trampa, mientras que el más pesado se cerraba sin dejar escapar la captura, lo que arrancó la ovación de los asistentes.

Bayarri señaló que este aparato es la conclusión de un concienzudo estudio que ha tenido en cuenta, entre otras cosas, el peso que puede alcanzar un tordo cuando completa su migración, que oscilaría entre los 45 y los 60 gramos, mientras que un petirrojo, por poner otro ejemplo, no superaría los 15 gramos. En cualquier caso, los autores de este invento defendieron que aunque alguna otra especie fuera capturada por error, por el propio diseño de la jaula sería puesta en libertad fácilmente sin haberle ocasionado ningún daño.

La idea ya ha sido presentada ante la Generalitat Valenciana para registrar la autoría, y la intención de Apaval es realizar una turné por las diferentes administraciones y comunidad autónomas en las que se practican diferentes versiones de la caza con parany, para presentar el artilugio y contar con su autorización, que sería el paso definitivo. De hecho, Bayarri no dudó en señalar que «ahora la pelota está en el tejado de las autoridades», asegurando que solo necesitaría que un gobierno autonómico diera el visto bueno a este nuevo sistema.

El presidente de Apaval señaló con contundencia que con este proyecto «hemos dado una vuelta al mundo del parany» y llegó a afirmar con confianza que «es su salvación». Tan convencidos están los responsables de la iniciativa, que van a controlar cada uno de los pasos que se den a partir de ahora «porque el sistema tiene vida». Así, entre otras cosas, las jaulas serán proporcionadas a los interesados por la asociación, que controlará el número de artilugios que tiene cada paranyer, para dar más garantías ante los detractores. De hecho, Bayarri afirmó que van a realizarse pruebas de campo a las que se invitará a los técnicos que la conselleria quiera aportar, a los ecologistas o al Seprona, de manera que puedan comprobar sobre el terreno que se trata de un sistema «selectivo» y respetuoso.

Devolver la ilusión

Miguel Ángel Bayarri reivindicó que este invento «va a devolver la ilusión» a un colectivo que en los últimos años se ha visto perseguido y criminalizado. De hecho, en la asamblea alguno de los asistentes explicó como habría recibido varias denuncias que le habrían llevado ante los tribunales, a pesar de no haberle pillado nunca cazando.

Salvado el principal inconveniente, el de la captura selectiva, Bayarri señaló que el colectivo estaría abierto a otro tipo de limitaciones, como el número de capturas diarias, mostrando de este modo su predisposición a hacer compatible la legislación con el mantenimiento de esta tradición, que iría más allá del debate sobre la caza, que el presidente de Apaval considera «necesaria» porque de una manera regulada ayuda a mantener un equilibrio natural.