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Castelló triplica la superficie vitícola en trece años y aspira a la Denominación de Origen

La Indicación Geográfica de los Vinos de Castelló abarca tres demarcaciones del interior con 40 municipios de la provincia

Castelló triplica la superficie vitícola en trece años y aspira a la Denominación de Origen

En los primeros años del siglo XX, la plaga de la filoxera arrasó con la producción vitivinícola de Castelló, que en los cinco siglos precedentes se había orientado en las comarcas del Palancia y el Baix Maestrat. Con la llegada del siglo XXI, Castelló inició una nueva andadura para recuperar la industria del vino. La provincia vuelve ahora a despuntar en este sector. Así, Castelló ha triplicado su superficie en los últimos 13 años y aspira a conseguir la Denominación de Origen, según el presidente de la Indicación Geográfica de Vinos de Castelló, Ismael Sanjuán.

El punto de inflexión se produjo en 2003 con la creación de la IGP, que era la constatación de un nuevo interés de productores de Castelló en reflotar la antigua actividad. La IPG empezó con cuatro bodegas y a estas alturas cuenta con una docena. Pretende recoger el testigo vinícola de antaño con la utilización en las elaboraciones de otras variedades autóctonas como el Macabeo, Embolicaire y Monastrell.

En trece años, la extensión de la vid en Castelló ha pasado de las 30 hectáreas de 2003 a las 100 actuales, según datos aportados por la Indicación Geográfica de Vino.

Las zonas vitícolas de la provincia se concentran en el Alto-Palancia-Alto Mijares, entorno de Sant Mateu (sobre todo Baix Maestrat, pero también Alt Maestrat y Plan Alta) y Useres-Vilafamés. Abarcan 40 municipios. Sanjuán recuerda que de la primigenia bodega de les Useres, que empezó a funcionar en los años 60, surgieron algunos bodegueros que ahora encuadran la IGP. Avanza que el próximo miércoles iniciará su producción vinícola la cooperativa de Viver, en el Alto Palancia.

El pliego de condiciones de la IGP destaca que la zona de Castelló combina unas especificidades como el clima y su tradición vinícola que la proyectan como un posible polo de este sector en el arco mediterráneo. Resalta que los vinos de Castelló han sido reconocidos en los últimos años en los mercados nacionales e internacionales y como muestra nombra algunos premios conseguidos por los caldos de la provincia. La producción máxima por hectárea admitida en la indicación es de 8.000 kilogramos de uva para las variedad tintas y 9.000 para las variedades blancas. Incluye vinos de todas las variedades -tintos, blancos, rosados, de licor, uva sobremaduradas, espumoso de calidad y de aguja.

El próximo objetivo de la Indicación Geográfica de Vinos de Castelló es lograr la Denominación de origen, un paso que supondría un revulsivo para la actividad ligada a la vid en Castelló. Comporta una farragosa tramitación, pero poco a poco, según Sanjuán, la IGP va superando fases. Cabe decir que esta indicación es un paso previo a la DO. El presidente destaca que ya han conseguido autorizaciones de las Administraciones central y autonómica y que ahora están a la espera de un informe de Bruselas para continuar con el proceso.

Este trabajo administrativo ha sido acompañado por parte de la IGP por campañas de promoción y jornadas de cata de vino. También ha asumido la organización del tradicional mesón del vino de las fiestas de Magdalena. Por su parte, los pueblos de las tres zonas vitivinícolas llevan a cabo ferias que también proyectan los caldos de sus bodegas.

El vino de Castelló se ha convertido en uno de los productos principales del turismo gastronómicos.

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