La editorial valenciana Onada Edicions acaba de publicar Les muixeranges valencianes, un libro en el que el autor Joan Bofarull reivindica la valencianidad de estas construcciones humanas y en el cual se presenta una completa panoplia sobre los orígenes y las peculiaridades de una tradición que está siendo recuperada en la actualidad por numerosos colectivos.

El libro refleja una coherencia entre las diferentes «muixerangues» valencianas, ¿es este el origen de la investigación?

Hace nueve años hice un libro sobre el origen de los «castells» y buscando de dónde venían leí que tenían conexión con las «muixerangues». Cuando las conocí, decidí estudiarlas más a fondo; en aquel libro del origen de los «castells» hablaba de los acróbatas de Marruecos, de las «muixerangues» valencianas y de los «castells», pero mientras hacía la búsqueda me di cuenta de que no eran muy conocidas y que son sorprendentes y muy interesantes por su actividad y por su diversidad. Entonces decidí hacer esta investigación porque me parecía que había interés y porque la gente está descubriendo las «muixerangues» valencianas».

¿Qué encontramos en esta investigación convertida en libro?

Este libro tiene diversas partes; están las «muixerangas» tradicionales, de diferentes tradiciones como la Muixeranga de Algemesi, els Negrets de l'Alcudia, la Mojiganga de Titaguas, Els Dansants de Peñíscola y el Ball de Varetes de Forcall, que son diferentes entre sí, con construcciones humanas diferentes, pero que tienen unas semejanzas. Comparándolas, llegué a la conclusión de que todas tienen alguna torres humanas, danzas, una parte religiosa y una parte de burla. En el libro vengo a reivindicar la tradición estas «muixerangues» se distinguen por su originalidad y su valor.

¿Y cómo encajan en este panorama las nuevas agrupaciones que han surgido?

Todo el movimiento de «muixerangues» nuevas que se han creado en los últimos años que tal vez no tengan esta importancia histórica y patrimonial pero son muy interesantes como movimiento asociativo y social. En todos los procesos de recuperar la tradición se hace primero una búsqueda y a partir de lo que conocemos se hace una reconstrucción.

¿Cuál es el inicio de esta recuperación?

La primera de lo que se ha llamado Movimiento por la Recuperación de las Muixerangues fue el Ball de locos de l'Olleria de 1996 y que tras una investigación no tenían claro si eran «castells» como los catalanes, o si eran «ball de valencians» o «muixeragues», es decir, estaban creando sin conocer bien la tradición y eso creaba muchos peligros respecto a la seguridad o otros aspectos, simplemente por desconocimiento de cual era la tradición en los pueblos valencianos.

Entonces, para estas nuevas agrupaciones, ¿Algemesí es el modelo?

Este libro tiene una primera función que es explicar que la «muixeranga» se inspira en una tradición que es valenciana y que es muy antigua, y en segundo lugar tiene el libro tienen la función de orientar, en el sentido de que el modelo valenciano tiene que ser la Muixeranga d'Algemesí o si se quiere se puede coger alguna figura de Titaguas o de Peñíscola, pero no vamos a imitar a los «castellers» de Catalunya. De ellos sí que se pueden aprender algunas cosas, como lo es la importancia de la seguridad, con el casco y las medidas que se han tomado, y después la importancia de los medios de comunicación. Desde que los «castells» salen en la tele el impacto es enorme, pero no vamos a hacer «castells», no vamos a hacer puntuaciones o «rankings» como los «castellers».

Las nuevas agrupaciones ven en los «castells» la técnica y la manera de superarse, pero buscan reivindicar la tradición valenciana

Se puede aprender de los castellers, pero no tenemos que imitarlos. Ellos hace muchos años que escriben libros y tienen un discurso sobre solidaridad, integración y trabajo en equipo que está muy validado y que es muy bonito, pero a veces, como en el concurso de Tarragona, la rivalidad ha hecho que se pierdan muchos de estos valores. Aquí en las «muixerangas» es diferente; tal vez en Algemesí que hay dos collas sí que hay más rivalidad, pero en las otras todas hacen piña unas con las otras, hay un ambiente más festivo, que yo digo que es más valenciano, más barroco, con colores, música y de manera más improvisada. En los «castellers» hay más disciplina deportiva, de mentalidad, objetivos, resultados...prácticamente una visión empresarial y tal vez se han perdido un poco los valores de hermandad, de integración y demás.

¿Cuál es el origen del colorido en la vestimenta?

Los «castellers» van todos iguales y son un poco aburridos en este sentido, es decir, pantalón blanco, faja negra y camiseta de color. Hay algunas «muixerangues» que han copiado el modelo y yo discrepo totalmente. Creo que se puede coger como modelo Algemesí; en el caso de Vinaròs vamos arlequinados con colores blancos y rojos, que son los colores de la ciudad. Las collas de creación reciente han buscado el uniforme que les ha parecido mejor y habría que preguntarles los motivos, pero no estoy de acuerdo respecto de las que han seguido un modelo «casteller».