El Castellón se encontró un partido abierto, lo encaró con ambición, lo medio sentenció en cinco minutos y no supo cerrarlo luego hasta el 89. Pero lo cerró. El equipo en construcción se va construyendo. En esencia, a base de victorias. Ayer, en una matinal gris en Castalia, el Castellón superó al atrevido Silla por cuatro tantos a uno y estiró la dinámica de buenos resultados. Con trece puntos de los últimos quince posibles, los de Frank Castelló se acercan a la zona noble al tiempo que moldean un equipo competitivo. Una salida ambiciosa le bastó a la tropa orelluda para encarrilar el envite en un visto y no visto, con goles de Javi Zarzo y Ximo Forner, pero dejó abierto el duelo en demasía y, a medida que el partido se rompió, creció la incertidumbre. El 2-1 de Verdú para el Silla en el minuto 74 dio paso a un par de sustos, hasta que Lolo Ivars y Javi Zarzo abotonaron el traje a la contra, con el tercero y el cuarto y definitivo.

El Silla se presentó con un plan poco habitual en los visitantes a Castalia. El Silla, repleto de jugadores de buen pie, fue un equipo aseado en las ideas pero permeable en la guarida. Arriesgó con reincidencia en la salida de balón y el Castellón, que lo esperaba con el colmillo afilado, tardó poco en cobrar réditos de ello. En dos zarpazos ganaba 2-0.

Y es que el Castellón salió a degüello, tocando a rebato, a percusión. En poco más de un minuto generó la primera ocasión: un centro de Juanfran que remató Lolo Ivars, fácil para el portero Lucas. Los problemas le llegarían rápido al meta. En el minuto tres, Javi Zarzo empaló en semifallo un centro llovido de Chema. La parábola fue perfecta y cayó a la red en la esquina superior del marco. Mientras resonaban aún los ecos del gol, Chema robó un balón en presión adelantada. Fue derribado en el balcón del área y el 2-0 nació en esa falta. Lucas concedió un rechace al disparo de Juanfran y Ximo Forner lo embocó, atento a quemarropa en la segunda jugada.

En ventaja, el Castellón se gustó. A veces demasiado. Arturo Navarro padeció una de esas desconexiones suyas que motean de peros su rendimiento. Carrascosa le birló la bola y el central albinegro lo frenó cerca de la frontal, bordeando la roja. Por fortuna para los locales, la secuencia quedó en amarilla y saque de puerta. La falta la enroscó Verdú demasiado alta. Fue el pie de Verdú el mayor argumento del Silla, cuyas combinaciones murieron en el casi sin apretar a Carlos Sabater. El canterano solo intervino en el 42, al desviar un lanzamiento de Verdú que envenenó el bote en la hierba. Otra falta, poco antes, había causado la inquietud en la grada. El árbitro anuló el gol de Pablo Carrascosa al entender que Verdú había sacado la falta sin permiso.

Entre el goteo de acercamientos visitantes se produjo un aluvión de llegadas locales. El Castellón generó peligro tanto mascando la jugada como, sobre todo, robando y atacando los espacios. Zarzo y Juanfran mezclaron con fluidez en la izquierda, y las arrancadas de Chema y Abraham por la diestra, con alguna incorporación llamativa de Enrique, convirtieron el área del Silla en zona de constantes centros. Faltó el remate en ese tramo, con Esaú tomando algunas decisiones equivocadas, y cuando no faltó el árbitro anuló dos tantos, al propio Esaú y a Zarzo, por sendos fueras de juego.

Carrusel de cambios

En el descanso se produjo el primero de los cambios albinegros. Todos ellos estuvieron condicionados por aspectos físicos. Borja Gómez relevó a Ximo Forner. La medular se pobló de pérdidas y el equipo extravió la brújula. Al poco, Alexis Meva sustituyó a Chema, y la producción del flanco diestro bajó considerablemente. El último cambio, el de Armando Corbalán por el renqueante Arturo, desplazó a Guille al eje de la cueva. Tanto movimiento descoyuntó al Castellón, que perdió el sitio.

El Silla lo aprovechó. No halló petróleo en las acciones de estrategia, pese a la sucesión de centros y algún titubeo de Sabater, pero sí en los balones a la espalda de un Castellón a contrapié, sostenido por las correcciones al límite de Enrique. En el minuto 77, un desmarque de Carrascosa castigó la enésima pérdida de Borja. El exalbinegro maniobró en el área y cruzó un centrochut que empujó Verdú a gol.

El Castellón se veía atrapado en un paisaje comprometido. Poco antes, el meta Lucas había evitado el anhelado tanto de Esaú, con un pie milagrero tras un centro de Abraham. Los albinegros debían aplicarse en un molesto volver a empezar, sin posibilidad de cambios y con la inercia del partido en contra. La respuesta fue interesante. La parte buena es que el equipo fue otra vez ambicioso, no se encerró y expulsó los miedos. La mala es que se dejó el orden en alguna parte, pese a los intentos de Armando de compensar las carreras de ida pero no de vuelta de los cinco de arriba.

En el ir y venir, al Silla se le escapó el tren del partido en las botas de Verdú. Metió una, pero falló al menos un par igual de claras.

Castalia respiró en el minuto 89. Lolo Ivars aprovechó un pase de Javi Zarzo para batir por bajo a Lucas. Los papeles se intercambiaron en el minuto 92: Ivars lanzó en transición a Javi Zarzo, que hizo el 4-1. Aún hubo tiempo para una nueva ocasión sin premio para Esaú, cuya sequía, como la del ayer inédito Rubén Fonte, parece producto de algún maleficio. Sin suerte, cuando el equipo sale de la consulta, los delanteros siguen en el diván.