Hay motivos para ilusionarse con este Villarreal. La realidad del equipo es cada vez más deslumbrante, preo lo que se atisba de este equipo alimenta aún más el deseo. El submarino apenas necesitó cinco minutos para resolver el duelo ante el Celta y sentenció antes del descanso. Los amarillos acumulan diez partidos sin perder, se quedan a dos puntos del liderato en quinta posición y ya han dejado tan lejano el recuerdo de la previa de Champions que asusta.

La contundencia ofensiva de los amarillos les permitió incluso sestear durante la segunda mitad con la cita resuelta ante un rival que se antojaba más duro. Pero los vigueses, superados en todo momento y sin capacidad de reacción, ofrecieron su versión más pobre. La versión más pragmática del Villarreal noqueó a un Celta que, en los primeros 45 minutos, evidenció sus carencias defensivas. El cambio de sistema de Eduardo Berizzo, que dio entrada a Orellana y pasó del 4-3-3 al 4-2-3-1, perjudicó al equipo vigués que se encontró en inferioridad en el centro del campo y se vio castigado por las veloces contras de un submarino que explotó al máximo el desborde de sus atacantes.

Ya de entrada, Escribá varió su once habitual para poner de titular a Bakambu y sacrificar a Alexandre Pato. Una declaración de intenciones para parte del técnico valenciano que quería sacarle provecho a la velocidad de hombres como el congoleño, Sansone, Soriano y Castillejo. Y pronto lo logró el Villarreal porque, en el minuto 8, cuando todavía los dos equipos se observaban para saber por dónde iba a salirle su rival, Soriano adelantaba a los de la Plana.

Jugada combinativa por parte de los amarillos hasta que el balón le llegó a Trigueros. El talaverano vio el hueco dejado por un Sansone que salía del área y dejaba espacio a la entrada de Soriano. Pase a la espalda de la defensa que recbió el italo-alemán para batir por debajo a Sergio Álvarez.

El Celta entró en un tramo de imprecisiones y nerviosismo que un Villarreal hambriento supo aprovechar. Cuatro minutos después, la presión de Soriano forzó a Pione Sisto a entregar un balón complicado a su guardameta. Sergio Álvarez intentó devolver al sueco, pero el ex de la Sampadorio recibió el esférico. Ante un portero adelantado, Soriano sólo tuvo que buscar la mejor solución para superar al cancerbero y poner el 2-0 en el minuto 12.

Aún disfrutó de diez minutos más de vía libre el Villarreal que disfrutaba abusando de su rival. Un centro de Sansone casi termina en gol de Bakambu que se encontró con que su doble remate chocó con la defensa y una preciosa jugada combinativa de los amarillos acabó con un disparo demasiado alto de Mario.

Pero con el paso de los minutos, se le pasó la pájara al Celta que reforzó su centro del campo y se encontró durante más tiempo con el esférico en los pies. Reculó el Villarreal, más a la espera de matar el duelo a la contra que acobardado por su rival, y los celestes se acercaron a la puerta de Asenjo. Pione Sisto le hizo intervenir, tras superar a Jaume Costa, con un disparo por abajo.

Pero el equipo de Escribá, cada vez más acostumbrado a esperar su momento, sentenció la contienda antes del descanso. Una pérdida del Celta en el campo del Villarreal encontró a la defensa gallega en desvestida. Sansone aceleró para hollar el campo rival y encontrarse con Bakambu libre de marca. Cedió al congoleño que, con dos toques y gracias a su velocidad, se plantó ante Sergio Álvarez. El resto, lo previsible. Disparo para marcar el 3-0 antes del descanso y asegurar un triunfo cómodo que, con un poco de ambición, podía convertirse en una goleada de escándalo.

Autogol de Wass

El Villarreal incluso se encontró con la colaboración del rival para incrementar su ventaja. Nada más salir, cuando todavía quedaba la duda de si los gallegos buscarían a la desesperada una remontada heroica, Wass se marcaba el 4-0 en propia puerta. Un saque de esquina que nadie acertó a rematar se encontró en el camino con el danés que, sin poder evitarlo, introducía el esférico en su portería.

A partir de entonces, ambos equipos, con compromiso europeo entre semana, optaron por minimizar riesgos. Bajó los brazos el Celta y el Villarreal se dedicó a languidecer el encuentro, combinando en el centro del campo y sin la maldad suficiente para buscar el quinto.

Los cambios, que en el caso del Villarreal fueron para dar descanso a algunos hombres claves, no cambiaron el ritmo de un encuentro decidido desde la primera mitad. Incluso la expulsión de Sergio Gómez quedó como una anécdota y fue la antesala al quinto tanto. Un centro de Mario lo estrelló Pato en la madera y el rechace lo aprovechó Trigueros para cerrar la fiesta.

Así el Villarreal mantiene su trayectoria impoluta. Ocho encuentros sin perder en Liga y atisbando el liderato de Primera División desde los puestos europeos. No está mal de momento.