Roberto Bautista (Benlloch, 14 de abril de 1988) se situaba ayer oficialmente en el 13º puesto del ranking ATP y se convertía en el segundo mejor tenista español, sólo superado por el inalcanzable Rafa Nadal, quinto de la clasificación mundial. Sólo cuatro años y medio antes, el mismo jugador que el sábado derrotaba al número 1 del mundo, Novak Djokovic, transitaba más allá del puesto 100 sembrando dudas, casi con 24 años, sobre si sería capaz de dar el salto para competir entre los grandes. Era 2012 y lejos empezaban a quedar el oro individual y el bronce en dobles conseguidos en los Juegos del Mediterráneo de 2009.

Pero en el Masters de Miami de aquel año, Bautista superaba al italiano Andrea Seppi. Su primer triunfo en el circuito ATP que ponía la primera piedra para un crecimiento que se ha dado sin prisa, pero sin pausa, y ahora le permite acariciar con las manos el top 10 del listado ATP.

Profesional desde 2005 y con una preferencia por las pistas duras, el benlloquí se dedica al tenis desde que tiene cinco años. Pero su carrera podría haber sido diferente si, a los 14 años, en lugar de renunciar al fútbol para apostar por la raqueta, hubiese optado por dedicarse al balompié. Se formó en las categorías inferiores del Villarreal, donde destacó como delantero, pero al final abandonó este deporte para centrarse en su carrera como tenista.

Con el tiempo, la apuesta se ha evidenciado como acertada, pero para llegar hasta el puesto número 13 del mundo, Bautista ha tenido que emplearse a fondo. Sin prisa, pero sin pausa. Primero fueron los años de Futures, a la espera de poder dar el gran salto y, fruto del esfuerzo, en 2012 el castellonense se hizo con sus tres títulos en Challengers (Roma, Orbetello y Pozoblanco).

Desde entonces, cada temporada ha significado un paso adelante para Bautista. En 2012, el jugador provincial ya finalizó entre los 80 primeros del mundo y, en 2013, por primera vez superaba la primera ronda en todos los Grand Slams de la temporada. Alcanzó las semifinales en Stuttgart, con lo que se situó en el puesto 50 de la ATP y la campaña se cerró como el número 58 del mundo.

Pero no fue hasta 2014 cuando Bautista comenzó a competir de tú a tú con los más grandes. De hecho, su magnífica campaña le supuso ser recompensado con el ATP Most Improved Player of the Year Award, votado por sus propios compañeros.

La hierba de 's-Hertogenbosch y la tierra batida de Stuttgart fueron el escenario de sus primeros títulos ATP. Además, alcanzó los octavos del Open de Australia y del Open de Estados, un techo que todavía no ha podido superar. Incluso se estrenó en la Copa Dvis y se instaló entre los 20 mejores del mundo, una situación que no ha abandonado hasta ahora.

La asignatura del Grand Slam

Después de la final de Masters 1000 en Shanghai de la pasada semana, su asignatura pendiente, ahora mismo, es superar los octavos en un Grand Slam. Alcanzó esta ronda en 2015 en Wimbledon y Estados Unidos y, este año, en Australia y Wimbledon. Tras lograr el diploma olímpico en Río de Janeiro y ganar este año en Auckland y Sofía, Bautista busca volver a superarse a sí mismo.