Los peritos que declararon ayer en el juicio por el asesinato del exalcalde de Ribesalbes, Antonio Valls, constataron que el acusado le atropelló «voluntariamente» y que era una persona «normal» sin ninguna enfermedad psicótica y capaz de distinguir lo que está bien de lo que está mal.

Así se desprende de sus intervenciones en la segunda sesión del juicio que arrancó el lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castelló y que ha quedado visto para sentencia, y en el que el acusado se enfrenta a una petición de prisión de 20 años por el fiscal y 5 más por la acusación particular, por un delito de asesinato.

Según el relato del Ministerio Fiscal, el acusado, que responde a las iniciales D.R.L., planeó matar a la víctima y en agosto de 2015 le atropelló deliberadamente y le remató después cuando el hombre estaba tendido en el suelo.

Lo hizo, según su tesis y la de la acusación particular, porque Valls le había dejado de hablar y «le miraba» mal después de que el acusado hubiera matado a sus perros.

Durante la sesión de ayer comparecieron dos agentes de la Guardia Civil en calidad de peritos que se encargaron de elaborar el informe sobre el accidente y dos peritos médicos que han elaborado el informe psicológico del acusado, así como el médico forense que realizó la autopsia al cadáver.

Los agentes de la Guardia Civil ofrecieron los detalles de la reconstrucción del atropello y constataron que el conductor «no frenó» una vez se produjo el atropello y que condujo el coche por un tramo recto invadiendo el arcén y el talud en el que había piedras y desnivel «de manera activa».

Según los peritos, el conductor tuvo tiempo de rectificar su trayectoria pero no lo hizo, sino que continuó y, tras atropellar a la víctima, le pasó por encima con el coche, que se detuvo de manera natural más adelante, sin que él frenara.

Estos hechos, explicaron, constatan que «hubo intencionalidad en el atropello» y además que hubo «arrollamiento» posterior al impacto, que es lo que le pudo provocar las lesiones que le causaron la muerte, inadicaron.

Uno de los peritos encargado de elaborar el informe psicológico sostuvo que el sujeto es «normal» y que, tras practicarle diversas pruebas, «no se detectó anormalidad alguna en su voluntad, consciencia o inteligencia», por lo que, explicó, «sabe lo que está bien y lo que está mal».

Alguien que no perdona

De su personalidad se desprende además, según el perito, «que es el tipo de sujeto que no perdona las afrentas de los demás», y que se «sintió despreciado» después de que mucha gente en el pueblo -incluida la víctima- le retirara la palabra por el incidente de los perros. La perito manifestó que recomendó en un primer momento el internamiento del acusado en un centro psiquiátrico para que «le realizaran una evaluación más exhaustiva y evitar riesgos» pues había tenido dos brotes violentos -en caso de los perros y el atropello-

El forense que practicó la autopsia explicó que la víctima falleció por un neumotórax traumático por el impacto con el coche o la caída al suelo.

Asimismo afirmó que no existe «ningún elemento» que le permita afirmar que el hombre falleció por los golpes que podría haber recibido después de la colisión con el coche, tal y como sostiene el fiscal.

El juicio ha quedado visto para sentencia y el jurado debe ahora deliberar para emitir un veredicto.