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Pasado, presente y ¿PSOE?

El partido afronta un panorama post investidura complicado por las repercusiones del voto de su diputado

Pasado, presente y ¿PSOE?

El Partido Socialista Obrero Español está sufriendo una crisis de identidad que es un fiel reflejo del momento político presente, tanto por la situación general de la socialdemocracia europea como por las propias circunstancias internas. A conflictos larvados y aplazados en su día, se han unido posicionamientos y actitudes ante la investidura de Mariano Rajoy que han desatado una batalla de legitimidad en la que se contemplan todos los escenarios, incluso la escisión. La diabólica tesitura ante la que se debaten sus cargos públicos, la militancia y los simpatizantes, ha hecho aflorar el debate sobre cómo y qué debe ser el socialismo del futuro y qué papel debe jugar en el escenario político.

El diputado por Castelló en el Congreso, Artemi Rallo, tiene ante sí el difícil dilema de ser quién apriete el botón rojo que desatará el cataclismo. Rallo manifiesta que él «representa al partido en el Congreso» y que no tiene «el pecado de la soberbia» para imponer una decisión personal sobre la investidura de Rajoy, dada su situación. Ayer aseguró que acatará «la decisión del Comité Federal», pero mayoritariamente las agrupaciones de Castelló, incluso la provincial, ha aprobado resoluciones en las que le instan a «no permitir un gobierno del Partido Popular ni por acción ni por omisión».

Con este escenario, el socialismo castellonense tendrá ante sí el reto mayúsculo de recomponer la unidad ante tamaña separación. Más si se toma en consideración que para ese panorama futuro tampoco hay una hoja de ruta definida ni consensuada.

Según argumentaba Susana Ros, miembro del Comité Federal, el PSOE debe afrontar con relativa premura un «congreso extraordinario que nombre a un secretario general elegido en primarias».

En cambio, el alcalde de Vila-real, José Benlloch, y el secretario autonómico de Turismo y secretario provincial del PSPV-PSOE, Francesc Colomer, comparten diagnóstico aunque no coinciden en su postura ante la investidura, en la que el primero opta por la abstención y el segundo por el no.

Benlloch considera que «no se puede hacer un congreso exprés porque las heridas no están cerradas». Benlloch pide « tranquilidad para debatir y argumentar sobre todo en dos aspectos; uno es el proyecto federal que el PSOE tiene que liderar para que todos se sientan cómodos».

El alcalde de Vila-real aboga por recuperar el debate federal para «explicar a mis compañeros andaluces y extremeños, con los que me llevo muy bien, que su visión es diferente a la que tenemos aquí los valencianos, por ejemplo respecto a respecto a Cataluña. Así mismo, Benlloch reivindica las políticas sociales, «como las que estamos aplicando en el Consell con Ximo Puig y que cierta parte de la izquierda se ha querido apropiar de forma demagógica».

En este plano, Colomer se decanta por «un congreso que apueste por una profunda renovación ideológica y de estructuras; un congreso de refundación en el que se cuestione todo menos los valores de la socialdemocracia como respuesta a la compleja situación, también en Europa».

El secretario provincial asume que «el PSOE está en una encrucijada en la que hay muchas dificultades y no tenemos que esconderlo. Hemos escuchado el crack del hueso y esta crisis no es una coyuntura».

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