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Casa Boro y una Ruta de la Tapa que lo cambió todo

En su carta se incluyen entre 50 y 60 propuestas distintas y aunque sirve también pescados y mariscos, se ha especializado en la preparación de carnes

Casa Boro y una Ruta de la Tapa que lo cambió todo

Casa Boro no se distingue por su diseño, ni por la decoración. Tanto por fuera como por dentro tiene el aspecto de un bar como otro cualquiera, sin grandes alardes ni impactos visuales, aunque algún secreto debe de tener escondido tras la barra su propietario, Salvador Calduch Gavara, para haber conseguido que en tres ediciones consecutivas las suyas hayan sido elegidas como las mejores tapas de la ruta que cada año se organiza en Nules.

Lo más curioso del caso es que al principio era reticente. El suyo era un bar tradicional «de trabajadores, almuerzos y carajillos», como él mismo describe. Y fue así desde el principio, cuando en 1987 su padre, Salvador Calduch Gil, adquiriera este local después de haber regentado otros bares en Nules y en Yecla (Murcia), y junto a él su hijo, que tomó su relevo en 1990.

Durante muchos años, Casa Boro era conocido por ser el único que habría a la hora en que los trabajadores despiertan, «todos los días a las 4.30 ya estábamos aquí». Antes de entrar a la fábrica o ir al campo sabían que podían pasar por el bar para empezar el día con buen pie, y así se labró la fama de hombre trabajador entregado a sus clientes. Sigue siéndolo, aunque las cosas han cambiado mucho, ahora abre a las 6, todos los días, aunque algunos domingos cueste más que otros, pero siempre está ahí.

Pero a pesar de que han cambiado hábitos y horarios, nada ha sido tan impactante para Casa Boro como la decisión de sumarse a la ruta Nules de tapa en tapa. «Empecé con miedo, no sabía cómo iba a responder la gente, pero mis hijos me convencieron» y ningún empeño fue tan determinante ni tuvo tantas compensaciones.

En 2014 Salvador decidió ofrecer un Rulet de bou sobre tosta de pimentón. Preparó hasta 1000 tapas durante los fines de semana que abarca la ruta. La sorpresa llegó cuando se les pidió a los comensales que eligieran qué local de Nules, de todos los participantes, había preparado la mejor propuesta y la mayoría eligió la suya.

La tosta de carrillada ibérica que ofreció en 2015 logró el mismo éxito, así como el Alzadillo de solomillo de 2016. El impacto en la promoción de este bar ha sido tal que en la última ruta sirvieron 2.400 tapas en cuatro fines de semana «y eso que nosotros solo abrimos el viernes por la noche y el sábado».

La vida en Casa Boro ha dado un vuelco desde entonces y la gente ha descubierto algo que ya existía antes de la ruta de la tapa, pero estaba oculta tras la apariencia de un bar corriente, que al fin y al cabo no lo era tanto. Hoy por hoy, si quieres cenar un sábado en el local de Salvador Calduch tienes que reservar con antelación, aunque cualquier momento del día es bueno para probar su carta, compuesta por entre 50 y 60 propuestas diferentes.

Salvador Calduch explica que las tapas con las que ganó las menciones no son más que «reducciones de platos de la carta», es decir, no ha creado nada especial para la ocasión, simplemente lo hace más pequeño. Tal vez ahí está el secreto, apostar por la cocina que conoce.

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