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Capitán y «sindicalista»

Arturo forzó su regreso al Castellón en la búsqueda de una estabilidad que Cruz ha dinamitado esta semana

Como centenares de niños de Castelló, Arturo Navarro creció jugando a fútbol en la placeta. Como era algo mejor que los demás, pronto lo captó el Castellón para su cantera. Fue, antes de dar el salto a las categorías inferiores del Valencia, uno de esos benjamines que saltaban al campo a echar un partidillo en tiempo de descanso. Arturo escaló allí hasta el balcón del primer equipo y emprendió una carrera de trotamundos con parada en la India incluida. Harto de inestabilidad, decidió el curso pasado forzar su regreso al Castellón. Volver a casa. La intención era arraigar y subir peldaños con el equipo, sacrificando el tema económico, buscando la madurez a sus 27 años.

Arturo es por encima de cualquier cosa un chico de barrio. Grapa, el suyo, es territorio para espabilados. Su familia regenta la Ferretería García, uno de los comercios de más solera de la zona. Arturo solo tenía que cruzar la calle Maestro Ripollés para pisar la placeta, y allí la pelota mandaba y establecía jerarquías una tarde tras otra. El curso pasado, cuando llegó al Castellón, nada valoraba más que poder quedar con sus colegas de siempre, después de tanto tiempo fuera. Su presencia aumentó las prestaciones defensivas del equipo de Kiko Ramírez. Solo un penalti le apartó en Gavà del objetivo del ascenso.

Tras el fiasco, y pese a todo, Arturo quiso seguir y buscar de nuevo el ascenso. Así se lo dijo a su representante pese al interés de clubes de superior categoría, tanto en España como en el extranjero. Así se lo dijo también al presidente David Cruz, que interpretó ese compromiso a su manera: le propuso bajarse el sueldo. Arturo, que ya había llegado al Castellón desde Segunda División B y perdiendo dinero, negoció y terminó renovando por dos temporadas. Durante la pretemporada, además, sus compañeros lo eligieron uno de los capitanes del grupo. Marcó el primer gol de la temporada. Lo celebró haciendo el avioncito en honor a su novia, que estudia para piloto. Fue titular indiscutible para Frank Castelló hasta que sufrió una lesión muscular de la que justo se había recuperado ahora.

Fuentes del entorno de Cruz utilizan el término «sindicalista» cuando se refieren a Arturo Navarro. El futbolista tuvo algún roce con el presidente, al reclamar celeridad en los pagos. Chocaron. Esas mismas fuentes señalan este hecho determinante para el despido. El argumento del «motivo deportivo» no se lo ha creído nadie. Tampoco el vestuario, que cerró filas y reaccionó con un duro comunicado. El jugador ha puesto el caso en manos de sus abogados.

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