Como soldados en la trinchera, aunque sin guerra. Así se sintieron ayer las numerosas personas que participaron en la primera visita guiada del proyecto «Camins de la memòria», a través del cual el Ayuntamiento de la Vilavella ha recuperado varios cientos de metros de trincheras trazadas en las montañas de la localidad, así como nidos de ametralladoras que dan testimonio de cómo hace 80 años, soldados de ambos bandos midieron sus fuerzas y perdieron la vida durante los nueves meses en los que el frente estuvo instalado en la zona.

En plena montaña, a poca distancia sobre la urbanización de Santa Bárbara, los participantes en este primera ruta revivieron aquellos días en los que La Vilavella fue protagonista de enfrentamientos, bombardeos y muchas horas de resistencia en unos pasillos abiertos en la roca por los mismos soldados. Así lo recordó el responsable del proyecto arqueológico y de recuperación, José Albelda, que incidió en la importancia de recordar a las personas que protagonizaron esa historia, soldados del bando republicano primero y del nacional después, reivindicando el verdadero significado de este tipo de proyectos, que solo buscan la conciliación.

En la misma línea se manifestaron tanto la alcaldesa, Carmen Navarro, como la concejala de Patrimonio, Loles Orenga, que fueron las encargadas de descubrir una modesta placa conmemorativa con el mensaje «Para que no olvidemos a los que defendieron estas tierras con su vida, con independencia de su bando, ideología, procedencia o creencias religiosas».

Quienes ayer pudieron recorrer todas las trincheras recuperadas pudieron constatar sobre el terreno el gran trabajo que se ha realizado en apenas un mes por parte de tres operarios, contratados por el ayuntamiento y el equipo de arqueólogos de Arqueocas, que dirigía Albelda, con la ayuda puntual del grupo de Voluntaris pel patrimoni.

Limpieza y estudio arqueológico

José Albelda explicó que no solo se han realizado tareas de limpieza, sino que se ha desarrollado en estudio arqueológico concienzudo, para comprender cómo fue la vida de los soldados durante los nueve meses en que vivieron ocultos entre rocas en estas montañas. De hecho, entre los diferentes hallazgos recuperados hay cosas tan cotidianas como restos de latas de conserva, botones, cigarrillos de la época y por supuesto munición. En este sentido, el arqueólogo lamentó el espolio que ha sufrido la zona, abandonada durante décadas, pero ahora fielmente recreada, hasta el punto que a uno le da la impresión de que más pronto o más tarde aparecerán los soldados dispuestos a plantar cara al enemigo, a pesar de que se han perdido elementos importantes, como la cubierta de hormigón de los nidos de ametralladoras.

Los participantes en esta primera ruta de «Camins de la memòria» coincidieron en reconocer la importancia de esta iniciativa que, según aseguró Loles Orenga, tendrá continuidad, ya que la intención del ayuntamiento es, cuando los recursos lo permitan, seguir recuperando trincheras, creando de este modo en la Vilavella un museo al aire libre por la conciliación.