Con la llegada del frío, la playa de Borriana no cuenta con la limpieza diaria que se realiza en verano. Esta falta de limpieza no se detectaría si no fuese por los excrementos de perros porque en esta época del año hay un claro aprovechamiento de algunos propietarios de perros para llevarlos a la playa y soltarles, y éstos hacen sus necesidades sin que los propietarios recojan los excrementos.

Pero no hay que olvidar que la playa del Arenal tras el verano sigue manteniendo su atractivo de bienestar y tranquilidad, por lo que muchos ciudadanos siguen realizando sus paseos por la arena. A lo largo de todo el paseo marítimo queda bien reflejada la prohibición de la entrada de perros y caballos a la arena, pero no todos cumplen con esta prohibición y sueltan los perros con total libertad, sin importarles dónde realizan sus necesidades.

Por ello no es de extrañar el mal estar de aquellos ciudadanos que pasean y se encuentran con excrementos en la playa, ni tampoco el que un perro les acose y tengan que escuchar la frase peculiar del dueño «no se preocupe que no hacen nada». En verano la entrada de perros a la zona de playa se produce a primeras horas de la mañana pero en estas fechas hay perros sueltos controlados por sus dueños a cualquier hora del día aunque todos sean conscientes de la prohibición. Hay que tener en cuenta que los excrementos de perro no se descomponen por lo que la permanencia de los mismos es permanente si no se los lleva el mar.

Cuando quienes van a la playa exponen estos hechos a los demás ciudadanos, estos sacan a relucir aquellas calles o rincones de la ciudad donde predominan los excrementos de perros. Están muy visibles las botellas de plástico con el agua teñida de amarillo para que los perro no realicen sus necesidades en las esquinas de calles o de portales de las casas. Todo esto es lamentable porque la mayoría de propietarios de perros, aquellos que realmente estiman a estos animales cumplen las ordenanzas marcadas por el ayuntamiento y cuando quieren soltar a sus perros utilizan los espacios que el consistorio ha puesto a disposición para que puedan soltar a los perros sin tener que molestar a nadie.

Seguramente son pocas las personas que no cumplen la legalidad vigente, pero son los que dan la mala nota y, como esta se repite diariamente, da la impresión que son muchos más que los que no cumplen con las normativas establecidas en Borriana para la tenencia de perros.