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El plan del ruido de Castelló plantea pantallas acústicas en viales y Zonas 30 en colegios

El proyecto, ahora en exposición al público, también propone bonificaciones fiscales a los vehículos eléctricos o híbridos

El plan del ruido de Castelló plantea pantallas acústicas en viales y Zonas 30 en colegios

La nuevo plan de acción contra el ruido de Castelló plantea la instalación en los viales con más contaminación acústica y limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad en los entornos de los centros educativos y hospitales. El principal foco del ruido procede del tránsito rodado y estas son dos de las medidas que contempla el proyecto, cuya redacción inicial validó ayer la Junta de Gobierno Local y que el próximo mes estará expuesto al público para que la ciudadanía presente las alegaciones que considere, según informó ayer la portavoz municipal, Verònica Ruiz.

El plan de acción contra el ruido es la segunda fase que recoge la normativa estatal contra la contaminación acústica y su objetivo es el de impulsar medidas que atajen esta problemática. En 2012 se presentó un mapa del ruido de la ciudad, que señalaba que el tráfico era el causante del 90 % del ruido y que la mayoría de la población soportaba una presión acústica excesiva -la ordenanza municipal fija unos límites de 55 decibelios de noche y 65 de día-.

Es por ello que buena parte de las medidas que comprende el plan de acción contra el ruido pretenden reducir la contaminación acústica provocada por el tráfico. Su elaboración se adjudicó en 2014 y en 2016 se modificó el texto al constatarse que la empresa escogida había incluido por error aspectos de otra ciudad (Getafe).

Comprende iniciativas a desarrollar a corto plazo (hasta 3 años), medio (de tres a cinco años ) y largo (más de cinco años), explicó el concejal de Movilidad, Rafa Simó.

La instalación de pantallas acústicas en ejes viarios o el establecimientos de zonas de velocidad de 30 por hora en los alrededores de colegios/institutos y hospitales tienen un periodo medio, es decir, se llevarán a cabo entre tres a cinco años.

Entre las más inmediatas que se ejecutarán (en tres años máximo) se encuentran la inclusión de la variable acústica en la compra de contratos y servicios municipales, medidas en la gestión de la recogida de la basura, controles en las terrazas de la vía pública, limitación de la circulación de vehículos pesados en horario nocturno, fomento del uso de la bicicleta, de los desplazamientos a pie o del transporte público o la utilización de superficies urbanas más silenciosas.

A medio y largo plazo, el documento incorpora beneficios fiscales sobre el impuesto de circulación para los vehículos híbridos o eléctricos, ampliación de aceras mediante el estrechamiento de calzadas y ventajas en tributos o subvenciones para materializar medidas de aislamiento del ruido en las viviendas que lo necesiten.

El edil de Movilidad subrayó que este programa del ruido mantendrá una ligazón con el plan de movilidad, ya que medidas de ambos se retroalimentarán. Simó destacó que hay iniciativas que ya se aplican como puede ser la zona 30 en el centro de la capital de la Plana o la propuesta de urbanización de «súper isla» en Maestría.

ZAS en las tascas y Lagasca

Simó añadió que el plan de acción está desligado de las Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS) de las Tascas y Lagasca, una reglamentación especial que prohíbe la concesión de nuevas licencias de apertura de locales, reduce los horarios y aumenta la presencia de la Policía Local mientras están vigor.

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