Casi simultáneamente a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, con el resultado que ha sorprendido de salir elegido Donald Trump, en Benicàssim la alcaldesa, Susana Marqués, daba a conocer la espectacular reducción de la deuda municipal que dejó en herencia el tripartito de izquierdas. En 5 años y medio, la deuda se ha reducido un 63%, pasando de 17 millones de euros a 6 millones.

No es difícil imaginar el esfuerzo que se ha hecho desde el ayuntamiento para que la deuda no lastre al pueblo de Benicàssim.

El esfuerzo por reducir la deuda considerablemente repercute directamente en todos los habitantes de Benicàssim. ¿Cómo calificar este ejercicio de responsabilidad, rigor y buen trabajo de gobierno? Que cada uno elija el calificativo que mejor le parezca, pero pienso que es en beneficio de todos y para todos, ya que permite mejorar la calidad de vida y los servicios sin lastres irresponsables del pasado.

El populismo tiene muchas acepciones, hace referencia a realidades diferentes. Se habla de populismos de derechas y de izquierdas. Trump es populista, Nicolás Maduro también se presenta así, Berlusconi dice que se parece a Trump, y en España es Podemos el que se apropia de ese término, con una frase de Pablo Iglesias que lo condensa: «el populismo es algo que se acaba cuando se llega al poder».

Es inquietante el nacimiento de los populismos, buscar el apoyo de las clases populares a costa muchas veces de la justicia y de la misma democracia.

«Populistas a la derecha, populistas a la izquierda. El populismo es un terreno difícil. En todo caso, el concepto de populismo es peyorativo, pues hace referencia a demagogia, y la demagogia tiene un gran repertorio de métodos». Quien así se expresa es el sociólogo y politólogo Ralf Dahrendorf, un alemán fallecido en 2009 que ha visto de todo, incluido el muro de Berlín y su caída.

El populismo tiene ciertos ingredientes comunes: antielitismo, proteger a los más débiles, predominio de lo emocional sobre lo racional, rechazo de los profesionales de la política y de las instituciones públicas existentes, oportunismo y movilización social.

Llevo cinco años y medio ocupando el cargo de concejal en el Ayuntamiento de Benicàssim. No soy un profesional de la política, me vuelco con los más débiles, procuro dar razones y ser coherente. Veo aspectos mejorables en el sistema. No me considero populista ni creo que me consideren, pero no hace falta ser populista para desempeñar cargos políticos sirviendo a todos sin ira.