El investigador brasileño de musicoterapia para autistas, Gustavo Gattino, explica que todo cerebro consta de tres cortezas y cada una posee determinadas capacidades. Para procesar la música nosotros utilizamos solo la corteza auditiva primaria, mientras que para el habla hacemos uso de las tres existentes, especialmente la última -neocortex- más desarrollada y presente solo en el cerebro de los seres humanos.

«En el caso del autismo, las segunda y última capa están dañadas, de modo que un paciente con este trastorno emplea solamente la corteza primaria para todas sus actividades, incluida el habla, produciendo así una sobrecarga y dificultando el proceso de emisión y recepción verbal», comenta Gattino.

En cambio, como la música solo requiere de la primera corteza, el paciente se siente mucho más cómodo con ésta, desarrollando a menudo capacidades musicales superiores a las del resto de personas con una estructura cerebral típica. Neurólogos y psicólogos observaron este fenómeno como una oportunidad para tratar el autismo, incluyendo paulatinamente música en las sesiones y creando finalmente las bases de una nueva modalidad llamada «musicoterapia». Ésta tiene como ventaja una sustitución de la herramienta: música en lugar del habla, creando un clima mucho más afable para trabajar objetivos como el incremento del contacto visual, mejora de la coordinación o desarrollo del lenguaje corporal. m. m. s. castelló