El Steaua de Bucarest estuvo bien arropado tanto antes del encuentro como durante el partido en El Madrigal. El conjunto rumano fue despedido del hotel Tryp Center Castellón por una nutrida representación de aficionados que jalearon el autobús del equipo cuando partió hacia Vila-real. En las gradas del estadio amarillo, el conjunto de Laurentiu Reghencampf recibió los ánimos de cerca de 5.000 rumanos que acompañaron al equipo capitalino.

Por su parte, se pudo ver por la mañana el autobús del Villarreal también en las calles de Castelló. El vehículo que debía desplazar a la plantilla amarilla descansaba enfrente del hotel Intur, a la espera de llevar a los jugadores del submarino hasta El Madrigal donde selló su clasificación para la siguiente ronda.

Como ha sucedido durante toda esta semana en los partidos de competiciones europeos, se guardo un minuto de silencio por las 77 víctimas del accidente sufrido cerca de Bogotá (Colombia) por el avión en el que viajaba la plantilla del Chapecoense brasileño.

El que no quiso perderse este duelo fue uno de los mitos de la historia reciente del Villarreal. En las gradas de El Madrigal se pudo ver al exjugador del submarino, Juan Román Riquelme, que animó al conjunto amarillo.