El higo seco rebozado o «figa albardà» es uno de los productos gastronómicos por excelencia de Castelló y su elaboración va asociada a Antonio Rafael Sebastián Nebot, popularmente conocido como «Toni el Figuero», y a su esposa Paquita Cardo, dos instituciones en la ciudad que desde hace más de cuatro décadas han llevado su puesto ambulante a las celebraciones magdaleneras, «festes de carrer» o al centro de Castelló.
Ahora, su hijo, Antonio José Sebastián Cardo, ha recogido el testigo de sus padres y ha estrenado la primera ubicación fija del negocio familiar. Ha sido bautizada como la «Botiga de la figa» y se encuentra en una calle de «soca» como es Sant Fèlix.
Las «figues albardaes» siguen siendo la estrella, pero la «Botiga de la figa» ha ampliado el surtido tradicional con bombones de «figa», rocas (higos con almendra fileteada y chocolate), churros bañados en chocolate, tarta de queso o confitura, que se pueden acompañar de moscatel o «barreja». El espacio también combina las «figues albardaes» con benjamines de cava.
Antonio José es la tercera generación familiar de una actividad que iniciaron sus abuelos en los años 40 del siglo pasado. Junto a él trabaja su mujer Mati Charquero. Sus padres empezaron a ayudar a su abuela los fines de semana en un puesto en la ronda Mijares. Luego, tomaron las riendas y durante más de 40 años su parada estuvo presente en el mesón del vino de Magdalena, la Basílica de Lledó o en fiestas de calle. «No quería que se perdiera esta tradición pero opté por un puesto fijo porque la calle es muy sufrida», relata el hijo, que tiene a sus espaldas una dilatada trayectoria en la hostelería.
El local está decorado con fotografías antiguas en un homenaje a la familia.
