Todo apunta a que estas serán las últimas Navidades de David Cruz haciendo y deshaciendo a su antojo en el Castellón. Se lo ha ganado a pulso. Están él, el abogado y secretario José Cano-Coloma; el secretario técnico Saúl Suay y el asesor externo Ramón Moya y nadie más. La presión le llega desde todos los puntos. Accionistas, aficionados y también las autoridades locales confían en la marcha del actual presidente de la entidad de la capital de la Plana en las próximas semanas. Para ello es necesario que se logre un traspaso de poderes y una seguridad jurídica para quien se haga cargo del histórico club castellonense.

Un 3 de septiembre de 2012 aterrizaron por Castelló David Cruz y Manolo García, que llegaron a un acuerdo con Castellnou 2015 (José Manuel García Osuna y Antonio Blasco) para comprar el paquete accionarial (algo más del 70 % del total), a cambio de un millón de euros a pagar en diez años. Han pasado 1.581 días desde entonces y aparte de no pagar los plazos, la situación del equipo es extrema. Muy delicada. Pende de un hilo. Denunciado por Castellnou 2015 y por Sentimiento Albinegro, se ha visto inmerso en líos de juzgados mientras el club agoniza.

Manolo García, su compañero de viaje, le abandonó hace año y medio porque se dio cuenta de que hacía y deshacía a su antojo, sin consultarle. Más o menos como está haciendo ahora. Poco a poco se fue enemistando con la afición, con los accionistas y con las autoridades. Está sólo como la una y con varios grupos de empresarios dispuestos a hacerse con el control del Castellón, pero no lo tiene claro por la denuncia presentada por Castellnou 2015 contra Cruz. No saben de quién será el club dentro de unos meses cuando la justicia diga si la entidad tiene que volver a manos de los anteriores gestores, o le dan la razón al actual presidente.

La pasada junta

La última fue la del miércoles pasado en la Junta Ordinaria de Accionistas donde él propuso y aprobó (él solo) una ampliación de capital de 900 mil euros, totalmente insuficiente. La planteó y la aprobó con su rotunda mayoría accionarial, para segundos después anunciar que él no ejercerá su derecho preferencial, dejando el delicado futuro de la entidad en manos de los pequeños accionistas y de la afición. Se quiere apartar, pero es una decisión que llevará a cabo con condiciones.

Una situación muy delicada y enrevesada, pero que parece ser que pronto tendrá un final feliz. Un final que pasa liberar al Castellón de las garras del que aún es a día de hoy el presidente y consejero delegado. Tiempo al tiempo. Enero y febrero serán los meses clave para resolver todo el embrollo que hay alrededor de la entidad de la capital de la Plana.