Aunque en su DNI pone que nació en la localidad madrileña de Alcalá de Henares, Javi Calleja (12 de mayo de 1978) bien podría haberse criado en las calles de Vila-real y haber asistido de pequeño cada fin de semana, cogido de la mano de su padre, a los partidos del Villarreal en El Madrigal. Cuando habla sobre el equipo amarillo, sus palabras destilan agradecimiento y pasión por el club castellonense y orgullo por haber formado parte de la historia del equipo de la Plana y construir ahora el futuro de la entidad actualmente como entrenador del Juvenil de División de Honor.

Poco debía pensar el chaval que era cuando recaló en el Onda (entonces filial amarillo) con 21 años en 1999, que dieciséis años después el submarino sería el equipo de su corazón. «Es el equipo que más me ha marcado tanto a nivel profesional como personal. Uno nace con unos sentimientos, pero me hice de este equipo por todo lo que he vivido. Me ha recompensado a todos los niveles, por eso sufro cuando pierde y me alegra cuando gana», afirma Calleja.

Y es que Calleja ha vivido en primera persona cómo se ha construido el actual Villarreal, capaz de competir con los grandes de la Liga española y del continente europeo. «Llegué para jugar en el Onda en Tercera, que era entonces el filial porque el Villarreal no tenía equipo B», rememora y añade que «el club no contaba entonces ni con Ciudad Deportiva, ni con estructura de fútbol base».

Siete años más tarde, en 2006, cuando abandonó la disciplina amarilla, Calleja había vivido un ascenso a Primera, había vencido dos Copas Intertotos y competido en la Copa de la UEFA y acompañó al submarino en su travesía hasta las semifinales de la Champions League. «La primera temporada aquí, la jugué con el Onda, pero Paquito, entrenador entonces del primer equipo, me subió a Segunda para disputar los últimos diez partidos de Luga. Esa temporada jugué la promoción de ascenso a Segunda B con el Onda y participé en el ascenso a Primera Divisón con el Villarreal», rememora.

De su etapa como jugador, no es capaz de destacar algún momento de los vividos como el más especial. «Ha ido por fases. Fue importante el ascenso porque fue el primer paso a hacia la élite. Eso permitió aspirar a más cosas. Ganar la Intertoto nos permitió jugar por primera vez en Europa y llegar hasta las semifinales de la Champions es uno de los recuerdos más bonitos», explica.

Todo estos logros han permitido construir un club de primer nivel que, como señala Javi Calleja, «era un equipo familiar y humilde cuando llegué que ha ido creciendo en todos los aspectos. Ha incrementado el número de trabajadores, ha formado el mejor fútbol base de España y se ha ganado un gran prestigio a nivel tanto europeo como nacional».

Calleja define al Villarreal como «un club modélico con una afición fiel y que, a pesar de contar con recursos reducidos, se ha convertido en un equipo al que todo el mundo quiere venir. Yo me siento protagonista por haber formado parte de la historia del club. Me enorgullece haber puesto mi grano de arena».

Trabajo en la base

Cuando partió al Málaga, en 2006, Javi Calleja sabía que un día regresaría al Villarreal. «Viví otras etapas, que me enriquecieron, pero cuando tomé la decisión de dejar de jugar y ser técnico, mi mujer y yo nos plantemos dónde empezar esta nueva etapa», comenta. El Villarreal había dejado la puerta abierta y, por eso, tras hablar con Fernando Roig Negueroles, aceptó integrarse en la estructura del fútbol base amarillo.

Desde 2014 ejerce como técnico del juvenil de División de Honor. Los resultados avalan su trabajo ya que ganó el título en las dos últimas campañas, alzó la Copa de Campeones en 2015 y ahora mismo lidera su grupo. Pero para él lo más importante es formar jugadores que salten al Villarreal B o al C e incluso debuten en Primera División. «Me siento muy orgulloso porque se están obteniendo resultados y se ha conseguido que muchos jugadores progresen». Ése el caso de Rodrigo Hernández, Alfonso Pedraza o Pau Torres, que han debutado con el primer equipo tras estar a sus órdenes en el juvenil. «Eso es lo principal y lo que más me reconforta. Esa es la mayor recompensa», concluye el ex jugador amarillo.