Frank Castelló abandonó ayer Castelló atizándole a la persona que aún sigue presidiendo el club de la capital de la Plana: David Cruz. No se mordió la lengua y defendió su posición y a los jugadores que, en un 85 %, estaban a muerte con su entrenador. No se entiende cómo se puede destituir a un entrenador cuando este tiene segundo en la tabla a su equipo y cuando el equipo lleva dos meses sin cobrar y dieciséis encuentros sin perder. Menos se entiende hacer una rueda de prensa en un bar (el Café Albinegre) y en medio de sonidos característicos como la cucharilla que golpea el vaso del café; la cafetera haciendo cafés a toda pastilla, el molinillo con lo suyo? Surrealista todo, pero a la vez fue una rueda de prensa entrañable con el triple de aficionados que de periodistas en un espacio más bien reducido. «Gano una batalla, pero la guerra la perdí en septiembre cuando eché a una persona solucionadora de problemas», dijo en referencia a Susana Fernández, la coach que le impuso el presidente y que acabó en el filial.

En ese entorno del día a día apareció el ya exentrenador del Castellón (oficialmente aún entrenador ya que no ha firmado su finiquito). Recibido en loor de multitudes. Miles de agradecimientos para aquellos que se han visto obligados a abandonar la nave antes de hora (utilleros, médicos, jugadores, personal del club...). Y ni una mala palabra hacia Ramón Moya y Saúl Suay. «Tengo la autorización para decir que ambos me han dicho que no compartían la decisión del presidente, y que lo sienten mucho», dijo Frank Castelló. El técnico alabó a la afición del Castellón diciendo que «por toda esta gente, la masa social que tiene, es motivo suficiente para que jugadores y entrenadores vengan aquí a jugar gratis».

Luego se puso manos a la obra. Reconoció que se enteró por un correo electrónico de su destitución. En el mismo había un documento adjunto, fechado el 22 de diciembre, en el que le advertían de sus desafortunadas declaraciones y acusaciones, y otro con fecha a 31 de diciembre comunicándole su destitución. «Desde septiembre sabía que podía llegar este día. Cada día que pasaba y seguía en el club lo disfrutaba. Pero estaba sentenciado», dijo. Además, avisó de que su despido está «lleno de irregularidades al justificar el motivo: indisciplina».

El 85 % de la plantilla estaba a muerte con Frank Castelló. Estaban con el de Bocairent, y en contra del presidente David Cruz. «Es un gran vestuario. Hay gente con muchas horas de vuelo. Delante de ellos se cargaron a tres compañeros sin motivo alguno, ahora a su entrenador. Saben que en cualquier momento les puede tocar a ellos», aseguró. El presidente que, indisciplina a parte del experimentado entrenador, nunca le perdonará que Castelló haya vaciado el vestuario de canteranos, o que le quitara la titularidad al portero Carlos Sabater.

El técnico no se cortó lo más mínimo al decir que «David Cruz ha sido el peor presidente que nunca he tenido».

¿Y ahora qué? Pues está pendiente del Colegio de Entrenadores. El proceso está en marcha y mientras que Frank Castelló no firme el finiquito, Manu Calleja no se podrá sentar en el banquillo como entrenador del Castellón.

La denuncia, en marcha

Le molestó que ayer el cántabro ya estuviera en el césped dirigiendo la sesión. «Esto no nos dignifica a nosotros como entrenadores. Me he cruzado con él y me ha dicho que 'esto son cosas del fútbol', y yo pensé que 'espero no te pase a ti y en paz'», relató. La denuncia está servida y hasta que no cobre no estampará su firma. «David Cruz ha dicho a sus más allegados que me echa ahora porque tiene dinero», comentó, insistiendo en que se había tratado de una decisión personal del presidente.

Frank Castelló insistió al mismo tiempo en que había hablado con los jugadores y les había pedido que lo dieran todo de aquí a final de temporada. Eso sí, desveló -aunque no dio nombres- que algún jugador quiere salir del club pero que los plazos tan estudiados que tiene Cruz se le impedirán.

La rueda de prensa del entrenador valenciano finalizó con una sonora ovación que emocionó a Frank Castelló porque vivió una de las más emotivas de su dilatada carrera deportiva. El técnico se marcha contando con el apoyo de una afición que volvía a creer.