En los últimos años, hablar del squash provincial era hacerlo de

Margaux Moros (Borriana, 1985). La deportista borrianense fue una de las principales figuras de este deporte, no solo por los grandes resultados obtenidos sino también por haber llegado a ser la seleccionadora nacional. Encargada del equipo femenino absoluto y júnior en los últimos siete años, ha decidido poner punto y final a esta etapa al no disponer de tanto tiempo como antes.

¿Cuándo y por qué decide dejar la selección?

Lo llevo pensando desde hace tiempo, pero el corazón nunca me había dejado hacerlo. A primeros de año fue un punto de inflexión y decidí que era la mejor decisión. Tenemos desde hace medio año nuevo presidente que quiere hacer nuevas y buenas cosas, por lo que hay más trabajo y yo ahora mismo no cuento con la disponibilidad suficiente como para realizar bien mi función. He de compaginar las tareas de seleccionadora y prensa de la Real Federación Española de Squash (RFES) con otro trabajo, la familia y el hecho de vivir fuera sin apenas ayuda. No me veía capaz este año de poder cumplir con mis obligaciones en la RFES y decidí priorizar lo demás. Ojalá no sea un adiós sino un hasta luego.

¿Qué balance hace de los siete años en los que ha estado al frente?

Han sido unos años fantásticos que jamás olvidaré. He compartido experiencias únicas con otras deportistas, se ha trabajado mucho y se han conseguido grandes objetivos como el mejor puesto en un Mundial y estar muchos años en Primera División europea. También he podido trabajar con jugadoras júnior de todos los niveles, que te muestran todo el esfuerzo que hay que hacer para cumplir sueños. Desde luego, ha habido días menos fáciles. Me quedo con el hecho de haber dado lo mejor de mí y de haber aprendido de cada situación, que es lo que suma.

¿Qué cree que ha aportado en ese tiempo?

Gracias a todo el equipo de la RFES y a programas como «Mujer y Deporte» se ha apoyado y trabajado más con las chicas absolutas y con las júnior. Se ha generado un ambiente muy positivo y cercano, en el que las féminas han ganado notoriedad y han visto reconocidos sus esfuerzos. A pesar de ser un deporte principalmente individual se ha creado una atmósfera de equipo y colaboración. Y esto se ha visto reflejado en los resultados. Además, se ha ayudado a las chicas a que salgan a competir fuera. Actualmente hay cuatro chicas (Xisela Aranda, Cristina Gómez, Marina de Juan y Marta Latorre) disputando el circuito internacional y subiendo peldaños en el ranking mes a mes, hecho que llevaba tiempo sin verse.

En cuanto al apartado de prensa y comunicación, el squash ha ido teniendo cada vez más presencia en los medios y se ha seguido más de cerca a los deportistas. Pero aún hay tarea que hacer.

¿Cómo estaba el squash cuando empezó y cómo está hoy en día?

Probablemente, mi época de jugadora y principios de seleccionadora no fueron los mejores, después de un tiempo en la que el squash había sido muy popular y gozaba de buena salud. Desde hace unos años hay mucha gente comprometida en hacer las cosas bien de nuevo, profesionalizando el squash y sus vínculos con este (deportistas, academias, entrenadores...). Estas actuaciones individuales y las realizadas desde la RFES y federaciones autonómicas están repercutiendo positivamente en el squash en general en nuestro país y, si se sigue en esta dinámica, pronto volverá a ser un gran deporte en todos los aspectos en España (organizaciones, competiciones, jugadores, clubs, etc). Lo mejor, no me cabe duda, está por llegar.

¿Va a seguir vinculada al squash de algún modo?

Creo que no hay modo de desvincularme. Soy una persona a la que le encanta el deporte y, aunque practique otros, con el que más disfruto es con el squash (aunque cuando no estoy en buena forma sufro más), así que espero poder seguir jugando por muchos años. Me encantaría poder dedicarme de nuevo a él o desempeñar un puesto vinculado al deporte en un futuro no lejano.

Cuando empezó a jugar, ¿pensaba que llegaría tan lejos?

Sinceramente, no sabía dónde podía llegar. Simplemente entrené duro junto a mi hermana Chantal y demás compañeros como Alex Garbí y Diego López, y los resultados fueron viniendo. El cargo de seleccionadora llegó hace siete años por sorpresa, pero sin duda fue una de las que más felices me ha hecho. Al final, estás «enganchada» al deporte y te sientes en deuda por los buenos momentos que te ha dado.