Continúa la mala racha del Almazora, que suma sus últimos partidos por derrotas. Esta vez ante un Borriol que, sin crear ocasiones, se llevó el partido en una jugada a balón parado que supo aprovechar muy bien.

También hay que reseñar la falta de pegada de los discípulos del preparador, Iván Medall, con un escasísimo bagaje ofensivo. No en vano, tan sólo crearon peligro a balón parado.

Por lo demás, derbi poco vistoso de dos escuadras que se respetaron bastante en el primer tiempo. Ello se tradujo en nulas ocasiones de gol, pero no sólo en el primer tiempo, sino también tras el descanso.

De hecho, el juego defensivo primó sobre las jugadas de ataque, siendo el Almazora quien tuvo algo más de dominio del balón. Ese mayor control no se refrendó en las oportunidades de cara al marco contrario. Es más, un tiro de Pedro, en el minuto 29, que atajó bien Rubén, pudo adelantar al Borriol en el marcador.

Los almazorenses prácticamente no crearon peligro y únicamente lo intentaron a balón parado.

Los dos equipos estuvieron impecables en la defensa y en el centro del campo, con más emoción que juego en un partido típico de máxima rivalidad.

En el segundo tiempo siguió la misma tónica del primero y el único gol del partido llegó a balón parado, en una falta en el minuto 53 que sacó el visitante Colomer. Tali aprovechó para desequilibrar el marcador y prácticamente decidir el derbi, como posteriormente se puso comprobar.

El Almazora aún tenía tiempo para equilibrar el marcador. Así que lo intentó pero sólo en acciones de estrategia. Cabe destacar tan sólo un disparo cruzado de Moliner en el 47, que fue la mejor ocasión.

Sin apenas crear peligro, los borriolenses se dedicaron a defenderse bien sin arriesgar demasiado. A medida que fue avanzando el final, la impotencia se fue apoderando de los locales, que estuvieron siempre muy espesos de cara a crear ocasiones claras de gol. Por ello, el Borriol tampoco debió emplearse en exceso para defender un marcador que le permite mirar con optimismo el futuro, alejándose del peligro del descenso.

De hecho, antes del derbi, el equipo rojillo llegaba con mucha más necesidad que el blanquinegro, en una posición de relativa comodidad en la clasificación.