El aceite de oliva virgen extra Lágrima de Viver (en botella) se ha convertido en el primer aceite de la Comunitat Valenciana en obtener la certificación de la huella de carbono. Así lo dieron a conocer ayer desde la entidad su director, Fernando Marco, quien explicó que se trata de un paso más dentro de la política de apuesta por la sostenibilidad que la oleícola viverense está llevando a cabo en los últimos años y su compromiso con mejorar el medioambiente.

Así pues, comentó Marco, «esta certificación corresponde al Lágrima botella y lo hemos hecho como parte del compromiso de la cooperativa para conocer el impacto y la emisión de gases a la atmósfera que supone la producción de uno de nuestros productos más destacados y, por supuesto, con el objetivo de reducirlo».

Para ello, la Cooperativa de Viver ha estado durante varios meses trabajando en varios informes evaluando, basándose en la calculadora oficial del Comité internacional oleícola (COI), las emisiones de gases de efecto invernadero en todos los procesos de producción del Lágrima, «desde la cuna a la puerta». Es decir, desde que la aceituna está en el campo en noviembre, hasta que llega a las tiendas de distribución, que sería el proceso más extenso. En datos, los resultados obtenidos del análisis son que por botella se emite 350 gramos de CO2 de los que el 95% estaría relacionado con la parte del cultivo del olivo, es decir lo referente a fitosanitarios y fertilizantes; un 1%, a producción, y un 4% a gestión y distribución.

En este sentido, comentó Marco, «lo importante ya no son tanto los resultados, sino trabajar desde ya en mejorar la sostenibilidad de nuestro producto y plantear nuevas estrategias de cara a la próxima campaña». Así pues, la oleícola mejorará las campañas de trampeo masivo contra la mosca para evitar el uso de plaguicidas, entre otras mejoras.