El Real Madrid se levantó de su eliminación copera y asestó un golpe a LaLiga Santander, con un triunfo de oro tras el fallo de sus perseguidores, en un ambiente de juicio permanente en el Santiago Bernabéu, donde los goles calmaron el clima en una grada que desesperó a Cristiano Ronaldo. De nada sirvió la petición de cariño de Zidane y Sergio Ramos. El ambiente en el Bernabéu ha pasado de la ilusión a la tensión continua, al examen detallado por cada acción a futbolistas de la grandeza de Cristiano. Nadie se salva del juicio popular. Es la histórica exigencia de una afición que no entiende de bajones.

Con la cruz puesta a Danilo, la duda continua sobre la figura de Benzema, la onda expansiva llegó al jugador que peor soporta los silbidos. Cristiano reaccionó mal. Con insultos a la grada, negando con la cabeza cuando le castigaban el error. El Real Madrid, inmerso en un mar de dudas tras un enero para el olvido, quiso tirar de actitud para levantarse, pero es inestable.

Llegaban los pitos a Cristiano, su respuesta a la grada y en el campo. De sus botas nacía un pase al desmarque de ruptura de Kovacic por el centro de la defensa rival. Superó la salida de Rulli con facilidad, por abajo, haciendo gol del primer tiro entre los tres palos

Ya en la segunda parte, Kovacic cerraba su gran partido asistiendo a Cristiano Ronaldo, que en carrera y con tiempo para pensar enterró su mala racha. Morata, que entró en los minutos finales por el todavía desaparecido Benzema, se encargó de marcar el tercer y definitivo gol.