Oriol Tellolls i Asensi. Tiene 16 años, cursa segundo de Bachiller en el Instituto de Educación Secundaria (IES) Sos Baynat de Castelló y se ha proclamado vencedor de la prueba local de la LIII edición de la Olimpiada Matemática Española. El joven será el encargado de representar a Castelló en la prueba final que tendrá lugar el próximo mes de marzo en Alcalá de Henares (Madrid).

Su pasión por las matemáticas viene desde pequeño. Siguió la estela de su hermana mayor, que ya mostró habilidades especiales en el ámbito de las ciencias, y ahora, tras varios años intentándolo, ha conseguido imponerse en la olimpiada nacional. Tal como explica, desde sexto de Primaria se presenta a competiciones de este tipo y, esta en concreto, lleva presentándose desde 3º de ESO. Después de tres años en los que ha quedado entre los diez primeros, al fin ha logrado la primera posición. El camino hasta llegar aquí no ha sido fácil. Horas y horas de entrenamiento, tanto en el instituto como en la Universidad Jaume I (UJI).

Para Tellolls, el atractivo de las matemáticas radica en las múltiples posibilidades de aplicación en tantos campos de trabajo. «Siempre se puede aprender más y me divierte sacar problemas de diferentes ámbitos. Ese querer resolver las cosas lo que me hace seguir en estas competiciones», apunta el joven estudiante. Le gustan todas las ramas, a todas les ve un encanto especial, pero se decanta por los problemas dirigidos por el álgebra. «Son con los que más disfruto porque los veo más fáciles», apunta.

La prueba constó de dos sesiones de tres horas y media cada una en la que había resolver tres problemas diferentes en cada una de ellas. «Parece que es mucho tiempo pero los problemas son realmente difíciles. Geometría, álgebra, combinatoria,... te pueden preguntar de lo que sea, es totalmente imprevisibles. Tienes que aplicar mucha creatividad para resolver los problemas porque nunca has visto problemas como los que te plantean en la olimpiada», explica Oriol. Y tanta. El enunciado de uno de esos problemas fue: Encontrar el número máximo de raíces que puede tener un polinomio para que el producto de sus raíces sea otra raíz.

Oriol dice que entiende que las matemáticas sean una de las asignaturas más difíciles para los estudiantes pero apostilla que, precisamente en esa complejidad, radica la esencia de esta ciencia. «Puede ser una asignatura complicada pero ahí también está la parte bonita, veo que es la parte atractiva», apostilla. Todavía no se decanta por ninguna carrera pero el éxito de Oriol está garantizado. De momento, sigue preparándose para vencer en la siguiente fase.