Celta de Vigo y Deportivo Alavés protagonizaron ayer un combate nulo en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey después de un encuentro, disputado en Balaídos, que estuvo marcado por la abundante lluvia y por las ocasiones del insaciable Iago Aspas, el jugador más peligroso del envite.

Tanto gallegos como vascos deberán esperar seis días para conocer el desenlace de la semifinal copera. Este jueves, después de una primera parte para olvidar, ambos mejoraron la versión ofrecida y, sobre todo los pupilos de Berizzo, que estuvieron más cerca de conseguir una mínima ventaja en botas de Aspas.

El delantero de Moaña lo intentó de todas las maneras -hasta de chilena- en un carrusel de ocasiones durante la segunda mitad que también encumbraron a Pacheco, el portero de los babazorros, como uno de los jugadores a tener en cuenta. Para colmo de los locales, si no era el meta alavesista, eran los postes.

El «Tucu» Hernández se encontró con la madera cuando se cumplía el minuto 89 y Aspas, a media hora del final también llevó el cuero al travesaño con un disparo violento que hubiera cambiado la cara el encuentro. Una ocasión que llegó provocada tras una sensacional jugada del conjunto olívico, que vistió sus mejores galas pese al temporal.

La lluvia afeó un partido histórico para ambos conjuntos.