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Los expertos apuntan a una mala elección de pino en el parque Litoral

Los ingenieros agrícolas advierten de que el «'Pinus pinea' es una especie naturalizada, no autóctona»

Los expertos apuntan a una mala elección de pino en el parque Litoral

La errónea elección de la especie en el parque Litoral habría acelerado los efectos negativos sobre las coníferas de la combinación de plagas y condiciones adversas, que ponen en jaque el futuro del bosque ante la elevada mortandad de los ejemplares. La plantación de pino carrasco (Pinus halepensis), en lugar de apostar inicialmente por el piñonero (Pinus pinea), hubiese supuesto una mayor garantía de supervivencia, en opinión del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Castelló y Valencia (Coitvac).

Para su portavoz, Jesús Albuixech, «el piñonero es un árbol naturalizado, no es autóctono como ocurre con el carrasco, característico de nuestra zona. Está más expuesto a las debilidades del ambiente. El pino carrasco no habría empeorado tanto».

Cuando se inauguró el espacio verde el 1 de agosto de 2007, el ayuntamiento entonces gobernado por el Partido Popular, y con Alberto Fabra como alcalde, validó la propuesta de implantar únicamente la variedad de pinea, con 65 ejemplares en la pradera de más de 100.000 metros cuadrados, donde también se asentaron otros arbustos y árboles. Hasta 1.000. Entre ellos, tarays y palmeras datileras. La inversión para construir el paraje ascendió a 12,8 millones de euros, la inmensa mayoría de fondos europeos.

Unos años después, el 1 de febrero de 2014, ya con Alfonso Bataller como primer munícipe de la ciudad, se aumentó la cifra de coníferas. En esta ocasión, se empleó como especie el pino carrasco con 200 plantones. Aquí también pudo producirse un error de planificación al escoger árboles demasiados jóvenes, más expuestos que los adultos a la climatología desfavorable.

Al respecto, desde Coitvac se habla de una mezcla de factores hostiles. Desde la sequedad ambiental, con una elevada salinidad, pasando por un riego deficiente, hasta la presencia de perforadores, que habrían aprovechado la debilidad de los pinos, ya castigados de antemano por los rigores del verano, para establecerse y dispersarse.

Los ingenieros agrícolas insisten en que todavía se está a tiempo de salvar aquellos pinos que están mostrando mayor resistencia, aunque para ello debe producirse una urgente respuesta.

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