l calendario de la Primera División española de fútbol, también conocida como la Liga Santander por una cuestión de eurazos, que diría el presentador de Pasapalabra, le tenía preparado un partido al Vila-real, pintiparado para que los aficionados que le dan soporte le otorgaran el perdón a la primera oportunidad, después del bochornoso espectáculo que habían ofrecido ante la Roma.

Seguramente a estas horas ya creen tener concedida la disculpa de lo del jueves ante la Roma,y puede que tengan razón, aunque no por lo que a mí me afecta. Puesto que el fútbol es así de inmediato y pasajero, un clavo puede sacar otro clavo, pero esa no es afrenta que esté dispuesto a disculpar. El cero a cuatro que le endosó la Roma al algún día submarino sin que nadie se rasgara las vestiduras, fue lo suficientemente humillante para que algunos tengamos que viajar con la mochila llena a rebosar de rencor. Por alguna desconocida razón el Vila-real salió ante la visita del equipo italiano con las manos en los bolsillos y dando puntapiés, mientras paseaba a aquella canica que había encontrado sobre el césped, a modo de un divertimento que los que pagamos la entrada no nos merecemos.

Si en el partido siguiente en San Sebastián se comportaron como profesionales y hasta alcanzaron la suerte de que el joven Castillejo marcara el gol de la victoria después de entrar desde la segunda línea a cazar el balón, que es de lo que se trata, póngase en el fiel de la balanza como reivindicación del error que costó al equipo el primer gol romano, por estar donde no debía, en indicación del que ayudó a alcanzar la afrenta. La victoria en San Sebastián ayer ni tapa, ni salva, ni cura, ni borra. Son partidos de consideración distinta, de competición distinta, de trascendencia distinta y de rentabilidad distinta. También lo fueron de compromiso diferente: el jueves anterior con las manos en los bolsillos, el cigarrillo pendiente y bailando en la comisura de los labios, la mirada perdida, las responsabilidad ajada; ayer domingo los pies plantados con los tacos hundidos en la hierba, la mirada buscando la del rival, los espacios sin espacios para el otro y que corran que ya volverán, y así en toda la primera parte.

La segunda distinto, saliendo a por ellos hasta el postrer instante y encontrar el premio. Castillejo, sí; entrando desde atrás, sí; rematando el extraordinario servicio de Jaume, sí; haciendo lo que tiene que hacer, desde la segunda posición pues que falta mordida en la primera. Y estuvo bien y lo celebró mucho el malagueño, al que hay que ver otras muchas veces buscando llegada, el pie abierto para empalar seguro.

Pudimos ver asomado al ventanuco de la televisión el careto de Soldado, tranquilo y equipado, listo para salir al coso después de tanto tiempo desde aquel amistoso con partido de feria donde no se jugaban nada, menos mal que apenas nada se jugaron. Soldado se jugó y perdió la rodilla, con los cruzados partidos en dos, la pierna colgando. Sí que se jugaron y perdieron cosas, Soldado, tantos ratos en el gimnasio, el dolor en la rodilla, las lágrimas queriendo salir y tú quitándolas a manotazos, mientras nosotros te echábamos de menos porque sin ti el submarino no es lo mismo, se parece, sí, vale, pero hay menos nudos en la velocidad de crucero, menos puntería en el telémetro o como quiera que se llame eso. Falta la voz imperiosa, el grito tronante, el ejemplo y la exigencia; todo apareció en la boca de la cámara y alguno hubo que creyó que saldrías. Igual te vemos este jueves allí, con los cuatro goles faltándonos al respeto, los mismos gritos que estuvieron aquí, pero allí, donde se escucharán más fuerte. Porque les resultó demasiado fácil, porque estuvieron listos pero contaron con facilidades y porque el partido de después en San Sebastián y el resultado, no cuentan para seguir ya en la Liga Europa, por mucho que sí lo valen para volver por donde solíamos, aunque haya que esperar. Cuatro son muchos, pero no tienen por que ser todos, y a ver?