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Opinión | Las cuarenta

Dejar de fumar o morir en el intento

Llegado el mes de marzo son ya cuatro las nóminas adeudadas a la plantilla y, día arriba día abajo, allá por la Magdalena, ja el dia és arribat de tener que apoquinar a Hacienda todos los pagos aplazados desde el mes de diciembre, una cantidad que debía conjugarse con la cacareada ampliación de capital ante la reconocida y alarmante falta de recursos del presidente del Club Deportivo Castellón

Llegado el mes de marzo son ya cuatro las nóminas adeudadas a la plantilla y, día arriba día abajo, allá por la Magdalena, ja el dia és arribat de tener que apoquinar a Hacienda todos los pagos aplazados desde el mes de diciembre, una cantidad que debía conjugarse con la cacareada ampliación de capital ante la reconocida y alarmante falta de recursos del presidente del Club Deportivo Castellón. Ni que decir tiene la amenaza latente de disolución de la sociedad que ello supone.

Por eso me solivianté cuando el otro día compartíamos mesa varios directores de medios de comunicación, y todavía había quien defendía a David Cruz como parte de la solución de tan enquistado problema ante la indefinición del proyecto de Bruixola y cía, y la no menos preocupante desidia del ayuntamiento, más allá de un par de gestos como la visita de Enric Porcar al desvencijado Castalia para alcanzar su cuota de fotos semanales.

Un minuto antes había explicado un conspícuo colega que dejó de fumar cuando detectaron un tumor pulmonar a su padre. Desconocía que le depararía el futuro desde entonces, pero tenía claro que se quedaba sin mañana si continuaba fumando. Más o menos lo mismo que nos ocurre con Cruz, razoné yo, que no sabemos qué nos puede pasar cuando se vaya, pero tenemos claro lo que nos espera si sigue mucho más tiempo en el club.

Esa es la gran baza que favorece al maquiavélico Bruixola, a la desesperada alcaldesa y a los chinos que ahora asoman como salvadores, curiosamente de la mano de Cruz en un intento vano por redimirse que no se han creído ni los tontos. Cualquiera nos parece bueno, y eso tampoco es verdad. Porque ni siquiera la ineludible marcha de Cruz nos garantiza la supervivencia. Hacen falta 4 millones, no lo olvidemos.

Y como yo no me conformo con seguir fumando a ver qué pasa, insisto que no hay mejor terapia que una cirugía agresiva, la que dicte un juez que atienda la demanda por administración desleal presentada por Sentimiento Albinegro, que actúe ante el riesgo de liquidación que supone dejarnos un día más con el cáncer encima,:las deudas, el estadio y los mil y un argumentos que demuestran la ineficacia de la gestión de Cruz.

Por eso me extraña sobremanera que no intentemos reforzar esa necesidad mercantil con la presión social, o que encima se lleven críticas -el domingo mismo delante mío­-­ los pocos y pacíficos seguidores que tienen huevos de ponerse delante de una cámara para retratar su protesta. Y añado que no sé qué esperan jugadores y entrenador para salir a la palestra, hacer piña con esa afición que les alienta incluso perdiendo ridículamente como ante el Torrevieja, para dejar claro que no están con Cruz, si no con el Castellón.

Y no digamos de la alcaldesa. Me hizo creer que estaba en el tema, quiso saber y hasta anunció medidas de presión aprovechando los incumplimientos del convenio de Castalia, pero parece que su preocupación principal es la de colocar a su gente con el doble de sueldo que siendo concejal. Así no genera ni confianza sinergia con los albinegros.

Como no está de más recordar que Moliner, y todo el PP a su sombra, prefieren dejar caer el club antes de que los socialistas se puedan beneficiar de la recuperación del club. O que la Generalitat , con otro castellonense al frente, haya salido a salvar al Hércules a través de la venta de su estadio, repitiendo los mismos vicios de sus predecesores del cap i casal, siempre tan lejos del Fadrí.

Vamos, que seguimos tan solos como siempre, y encima quieren obligarnos a seguir fumando.

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