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El gran maestro de las fallas

José Pascual Ibáñez, auténtico mito en el gremio de los artesanos, sigue siendo el mejor embajador de Borriana en València

El gran maestro de las fallas Carme Ripollés

José Pascual Ibáñez ( Pepet) celebrará estas próximas fiestas josefinas el 50 aniversario de plantar fallas en València. Ha sido pionero de los artesanos Borrianenses, el primero en plantar fallas en la ciudad del Túria, primero en plantar fallas en la sección especial y el único borrianense en plantar dos fallas grandes en la plaza del Ayuntamiento de València. Cincuenta años , medio siglo en el que ha sido el maestro el maestro de la mayoría de artesanos de esta ciudad.

Su taller siempre ha estado abierto y su disponibilidad para ayudar a los jóvenes y veteranos artistas de Borriana es una de sus mejores cualidades, aunque algunos lo han considerado como un gran constructor de estructuras interiores por el atrevimiento que siempre han tenido sus diseños.

Pepet ha sido un artista completo, ha dominado la carpintería, la escultura y la pintura, dispuesto siempre a mejorar. Por su taller pasaron los mejores especialistas de València, lo que aprovecharon los demás artesanos de la ciudad para aprender de él.

José Pascual Ibáñez inicia su andadura en València en el año 1967. Con anterioridad a esta incorporación a los artesanos valencianos, Pepet realizó dos fallas para el barrio Onda, una para el barrio València, dos para la Merced y una para el mercado municipal de Borriana, con presupuestos que oscilaba entre las 25.000 pesetas y las 125.000. Fue la falla del Mercado la que le dio pie la aventura de las fallas valencianas.

Cuando Pepet inició la andadura como artesano fallero, los artistas no contaban con un local adecuado para realizar estos monumentos. A este trabajo solamente dedicaban dos o tres meses, cualquier elemento era bueno para dar volumen. Los muñecos se vestían con tela y el resultado de la falla en la calle era un secreto. Las fallas se montaban el día de la plantà para sorprender al adversario.

Con anterioridad a tomar la decisión de plantar fallas en València, el artista Pepet ya tenía conocimientos de lo que hacían los artesanos valencianos. El primer barro que utilizó el artista fue barro del huerto, que existía hace más de 50 años delante del colegio de Salesianos. Se mojaba bien la tierra y luego esta se utilizaba para modelar.

Asó, con este barro modeló Pepet dos cabezas de serpientes para su falla del barrio de la Merced. Lo curioso es que Joan Ninot fue al río a buscar una serpiente para que sirviera de modelo.

Un año después para modelar la figura central de la falla del Mercado ya utilizó barro de una fábrica de ladrillos que existía en la carretera de Borriana a Vila-real. Por el tiempo el artesano se tuvo que adaptar a los nuevos materiales que en 50 año han cambiado por completo la construcción de las fallas.

Ha habido años en que el poliéster dominaba la mayoría de construcciones. Posteriormente entró a utilizarse el corcho, que en la actualidad es lo que más se usa en la mayoría de monumentos, material del que no es partidario el maestro Pepet. Y no es partidario de los nuevos materiales que en la actualidad se utilizan para realizar las fallas porque se está perdiendo el oficio del artesano. Las nuevas tecnologías matan la artesanía de la que tanto han dado a esta fiesta muchos artesanos valencianos.

En el año 1966 José Pascual Ibáñez muestra sus credenciales al Gremio de Artesanos de València, presentándose al examen que se exigía entonces para poder plantar fallas en València. Sus examinadores fueron las primeras espadas de las fallas valencianas, todos tenían buenas referencias del artesano borrianense: Regino Más, Cotanda, Salvador Debón, Raga Montesinos y el maestro mayor del gremio Tortosa Biosca.

Tras la prueba, el artesano Cotanda manifestó ante el gran artesano Regino Más que Pepet era el regino de Borriana. El examen culminaba con la planta de una falla de tercera categoría. Aunque a Pepet se le permitió realizar su trabajo en cualquiera de las categorías de la época, el artesano quiso cumplir con las normativas del examen. De esta forma, consideraba que entraría con buen pie en el gremio de València y realizó la falla para el barrio la Conserva, falla de poco presupuesto (50.000 pesetas), con la que se alzó con el cuarto premio del año 1967.

En el año 1968 su trabajo fue para la comisión de la Calle Castelló Segorbe en la primera categoría. El presupuesto con que contaba era inferior a lo exigido para poderse presentar en esta categoría, pero se consideró, tras la conformidad del artesano, en manifestar que el precio era superior. Pepet consiguió el primer premio dos años consecutivos, plantando falla para la misma comisión.

Con solo tres fallas pasó a la sección especial, la máxima categoría de las fallas de València, contando ya con un presupuesto de un millón de pesetas. En esta ciudad las fallas ya se vivían de forma diferente. El taller del borrianense era visita obligada de la mayoría de artesanos de la localidad y de los falleros de comisión amantes de esta fiesta. También de los más curiosos.

En plenas fallas, desplazarse a la ciudad del Túria para presenciar la plantà, era también cita obligada de los falleros de esta ciudad. Ver

plantar una falla a Pepet era un espectáculo: serenidad, control en todo momento de lo que estaba ocurriendo y enganches perfectos.

Otro de los espectáculos era el transporte. Grandes camiones de plataformas bajas salían del taller de José Pascual, cogiendo un ancho hasta de cinco metros y unas alturas que obligaban a los transportistas a buscar alternativas a la carretera general para evitar los puentes. No existía otra carretera y los grandes vehículos pesados la transitaban, con solo un turismo unos metros adelantado al camión, con dos banderas, para anunciar el peligro que venía detrás de él.

La carga y salida de la ciudad de estos camiones formaba parte del espectáculo que aportaba a la fiesta un monumento para la categoría especial.

Pepet recuerda el año que, como figura principal de su falla, construyó un elefante. El transportista tuvo que tomar un camino rural alternativo. La larga espera a la tardanza hizo que los falleros realizasen el trayecto a la inversa, preguntado en un quiosco de prensa si habían visto pasar un elefante de 15 metros. La propietaria del local, completamente sorprendida, cerró las puertas y se fue a casa.

Fue en el año 1970 cuando Pepet plantó su primera falla especial para el barrio del Pilar. Para este trabajo, Pepet trajo el primer especialista a esta ciudad, el cual por el tiempo trabajando para otros artesanos, Borriana fue su segunda casa.

28 fallas especiales

A partir de 1970, hasta la fecha todos los años se han realizado fallas en Borriana para la sección especial. José Pascual realizó 28 fallas, consiguiendo primeros premios y no quedando más allá de la cuarta posición. No todos los artesanos de València pueden presumir de haber plantado dos fallas en la plaza del ayuntamiento. Pepet realizó dos, una dedicada al pintor Sorolla y la otra a las tradiciones valencianas.

Los falleros valencianos aconsejaron al artesano que la valoración de su trabajo se tendría en mayor consideración si estableciera su residencia en la capital del Túria. Pepet, que vivía exclusivamente para su trabajo y consideraba la importancia de los premios, se montó el taller en la ciudad fallera donde trabajaban la mayoría de artesanos. Incluso llegó a dormir en el propia almacén. Compró vivienda e inició vida familiar, pero el tiempo le trajo de vuelta a Borriana, a su primer taller donde continuó trabajando, consiguiendo muchos éxitos y aportando experiencias a los artesanos de esta ciudad

Cuando volvió Pepet a Borriana, se presentó al gremio de artesanos de la ciudad y estos le manifestaron que para entrar en el gremio tenía que volver a pasar un examen, después de haber realizado unas cuantas fallas especiales, por lo que el artesano maestro de la mayoría de artistas de la localidad, se quedó en el gremio de València.

En la actualidad Pepet sigue siendo el embajador de las fallas de Borriana en València. En esta ciudad los valencianos amantes de las fallas sigue considerándole como el gran maestro y respetando lo que fue para esta fiesta, a la que ha dedicado los mejores años de su vida. En la actualidad, está restaurando las maquetas de sus fallas especiales para donarlas al futuro museo fallero que se piensa construir en Borriana.

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