El mérito del Castellón es el de un equipo que acumula meses de impagos, miradas de escepticismo y lesiones de peso, pero sigue compitiendo con una fe inquebrantable, sigue compitiendo como si todo lo de alrededor fuera normal, o como si nada de lo alrededor de veras ocurriera. El mérito del Castellón es el mérito de los equipos forjados en la adversidad, un mérito y una virtud que conviene no despreciar. El arma de doble filo del Castellón es que juega como si le fuera la vida en ello porque en realidad le va la vida en ello. El equipo de Manu Calleja sumó anoche en Castalia tres puntos importantísimos en la pelea por cazar a final de temporada una de las plazas de promoción de ascenso. Ganó el Castellón al Torre Levante, 1-0, y ganó con más sufrimiento que brillo, pero ganó al fin y al cabo, y lo hizo a base de esfuerzo y honradez a un equipo que demostró el buen pie de sus jugadores, pero no la mordiente que le caracteriza.

Pareció el Torre Levante por momentos un equipo demasiado bueno, demasiado fino para la Tercera obrera. Asido al trote del abroncado Rubén Suárez en la medular, desplegó las flechas de Olcina y Víctor García y confió en el mazo de su goleador Reyes en el área. Comenzó dominando el Torre Levante y fue casi siempre así, pero el Castellón se defendió con orden y sin rubor, consciente de sus flaquezas, sus precedentes y sus limitaciones. Calleja juntó a Guinot, Clyde y Forner en el medio y el entramado funcionó mejor sin pelota que con ella. Las únicas grietas dependían de las ayudas de los remolones Zarzo e Ivars a sus desprotegidos laterales.

El Torre Levante avisó en el minuto 2, en un tiro de Reyes que tapó Zagalá. Fue la primera y no la única, pero el cuadro visitante no pasó en toda la noche de la advertencia. El Castellón fue todo lo contrario. Asomó poco pero con colmillo afilado. En el minuto 9 llegó la doble acción que validó el plan de juego. Una apertura del descolgado Clyde plantó a Javi Zarzo frente al meta Paredes. Escorado, Zarzo golpeó raso y duro al primer palo, y la pelota terminó en córner tras repeler el portero y el poste. En la segunda jugada de ese saque de esquina, Ivars habilitó a Clyde en el interior del área, y el camerunés definió con belleza académica: de interior y de primeras, la pelota se coló por la escuadra.

Pese al 1-0, no andaba cómodo el Castellón en el verde. Ximo Forner, un entrenador vestido de corto, paró a Calleja en la melé del festejo para intercambiar impresiones sobre el rompecabezas táctico. Pasados los minutos, el entrenador invirtió el triángulo de la medular: Clyde se juntó con Guinot y Forner escoltó a Esaú en ataque. Mejoró algo el Castellón en ese tramo, capaz de trampear el circuito de salida del Torre Levante.

La cremallera

En el segundo tiempo, el Castellón se subió la cremallera. El Torre Levante percutió, pero el Castellón, pese a perder coraza con los cambios obligados, ni tembló ni despreció la opción de la contra. Ahí perdonaron Zarzo, Forner y Chema, pero al final el segundo tanto no se echó en falta. El Torre Levante solo asomó en la pelota parada y en los tiros desde fuera. Ahí Zagalá metió su gol particular: mantener la portería a cero.