La Vall d'Uixó recibirá este sábado a ciclistas vecinos de hasta 11 países distintos para participar en la segunda edición del FallasCrit, una competición deportiva singular en la que los deportistas recorren un circuito cerrado con bicicletas que llevan un piño fijo y no tienen frenos lo que garantiza «la espectacularidad de la competición», según explica el organizador de la prueba, Richard Arenós.

La inscripción ya supera los 80 corredores, una cifra muy buena teniendo en cuenta que «se trata de una especialidad ciclista muy poco extendida en la que, por ejemplo, en el campeonato mundial participan un máximo de 250», de ahí que los organizadores ya hablen de éxito, sobre todo si se tiene en cuenta que a los ciclistas de España hay que sumarles otros venidos de Italia, Francia, Holanda, Bélgica o Gran Bretaña, además de otros no europeos, como Estados Unidos, Brasil, Filipinas o Costa Rica. «Hace poco ha habido una competición europea y estos deportistas internacionales han aprovechado para participar en la carrera de la Vall», añade Arenós.

Si ya estos datos llaman la atención, el hecho de que la Junta Local Fallera sea la organizadora lo dota de una singularidad poco común en este tipo de encuentros deportivos internacionales, que además garantiza la espectacularidad al público que esté dispuesto a disfrutar de una tarde de vértigo que comenzará a las 12 de la mañana con la entrega de chips y dorsales, y continuará a las 16 horas con las pruebas clasificatorias.

El funcionamiento de esta carrera «es muy similar a lo que se puede ver en una de Fórmula 1», comenta Arenós. Todos los ciclistas participarán en una serie de rondas en las que deberán intentar conseguir el mejor tiempo para clasificarse por un lado para la final Pro y para hacerlo en el mejor sitio en la parrilla de salida. Para ello, en todas las bicicletas se coloca un chip que permite controlar los tiempos a su paso por meta. La mitad de los corredores en categoría masculina participarán en la final Pro y la otra mitad en la amateur. En el caso de las mujeres se establece una única categoría al haber menos.

Las finales

Las finales consistirán en completar 20 vueltas al circuito urbano de 1,5 kilómetros, en el caso de los hombres y 15 en el de las mujeres. A parte de los trofeos a los primeros clasificados, también se establecen «premios especiales para el que pasa en primer lugar por la meta en la primera vuelta, para el primero en pasar por la meta en el ecuador de la carrera, para el que acumule los mejores tiempos clasificatorios en las rondas previas y para el mejor equipo». Estas distinciones, según Arenós, lo que persiguen es «garantizar que los ciclistas salen a tope desde el primer momento».

El circuito ocupará el entorno de la plaza del Mercado, donde además se realizarán actividades complementarias, como una Master Class de Zumba, una comida especial para los deportistas «de pollo y arroz blanco» y la cena de hermandad de Junta Local Fallera de la ciudad.

Lo habitual en este tipo de carreras es que «los circuitos sean sencillos o en línea recta, pero en la Vall decidimos añadir el aliciente de un recorrido algo más complicado». Esto, según los organizadores, «fue uno de los éxitos del año pasado, porque a los participantes les gustó» encontrarse con complicaciones como pequeñas subidas y bajadas, teniendo en cuenta las características técnicos de las bicicletas.