n El pedagogo Soler i Godes definió la colina de la Magdalena como «el turó de la Pàtria» y el poeta Bernat Artola situó allí la «rabassa maternal» que ningún castellonense debía olvidar jamás. No es pues fruto de la casualidad que la casilla de arranque del «Joc de l'Oca», inaugurado ayer en la plaza Hort dels Corders (detrás de la estatua del rey), sitúe en este punto del término municipal a los jugadores que quieran recorrer 765 años de Historia resumidos en 25 casillas.

¿Pero qué es lo que realmente está en juego? Xipell, el autor de este tablero cerámico a la manera de una gran oca de 4'50 m2, ha querido repasar los principales hitos sucedidos en los ocho siglos que van desde la fundación de la ciudad, precisamente el 8 de septiembre de 1251, con la firma del Privilegi de Trasllat de Jaime I, hasta la época contemporánea. Estamos, pues, ante una visión panorámica y diacrónica, algo así como las edades del Hombre.

El dibujante de Levante de Castelló establece una distinción entre las casillas del tipo «de oca a oca y tiro porque me toca» y las del resto del circuito. En las cinco primeras prima el paisaje, en las segundas, la Historia; en unas, el protagonismo es para los lugares: el Molí la Font, el Castell Vell, el río Millars, el cuadro del arrozal, la basseta dels peixets de Ribalta y el Meridiano Cero, accidentes geográficos o espacios de referencia para todos. En la otra categoría, el ilustrador ha priorizado la selección de acontecimientos clave para poder acometer una retrospectiva en veinte viñetas más.

Así, los lectores van a reconocer fácilmente al citado monarca y a su lugarteniente Ximén Pérez d'Arenós recibiendo el documento del Trasllat. O la imagen del plano de Viciana, que aparece en el juego como símbolo del primer Consell de la Vila de 1383. También, la importancia que significó para la ciudad su designación por parte del rey Pere el Punyalet como «cap de Governació», el centro político del norte valenciano más allá del río Uixó. Otro hito es la «Troballa» de Lledó en 1366, representada en la figura del labrador Perot y su yunta, tal como lo plasmó en piedra el escultor Adsuara.

El juego prosigue con la escena de un ataque de Barba-roja que, como en el caso de las razzias berberiscas, tenía atemorizadas a las poblaciones de costa y a los vigías de las torres de guaita. El último personaje de este segundo tramo del tablero urbano es Narcís Feliu, «jurat de Castelló». La imagen se inspira en el mural del Saló de Corts de la Generalitat Valenciana, donde el prohombre está retratado junto al resto de representantes de las villas reales.

La Oca que ofrece Levante de Castelló a sus lectores aglutina en imágenes os diversos estadios destacados de la historia de la ciudad para, como si de un retrato colectivo se tratara, transmitir la identidad castellonense.