El Pregó infantil se convirtió ayer en una demostración de fervor por la Magdalena 2017. Los niños, ataviados con vestimentas tradicionales y folclóricas, asumieron el protagonismo de un día completamente inolvidable para ellos, y también para sus familiares, muchos de los cuales todavía tenían presente la decepción sufrida hace algo más de un año, cuando hubo que suspender la cabalgata a consecuencia del mal tiempo, trasladándose al último domingo de fiestas.

Sin embargo, ayer fue todo alegría y felicidad. La excelente temperatura, coincidiendo casualmente con el inicio de la primavera, auguró desde muy temprano un desfile multitudinario. Las prisas por llegar a la hora marcada (a las diez y media) se transformaron en nerviosismo con el lanzamiento de la tercera carcasa, la que significaba el comienzo oficial del Pregó.

Más de 2.500 niños se sintieron estrellas por unas horas, aunque los más pequeños no terminaron de entender aquello de mantener la disciplina de la fila, siguiendo al compañero de delante, evitando la más mínima distracción.

La escuela municipal de Dolçaina i Tabal, con sus compases musicales, marcó el ritmo en la cabeza de la cabalgata, dando paso a las carretas impulsadas con ponis y a los vehículos engalanados. La felicidad que transmitían los jóvenes protagonistas era compartida por aquellos, acostados a los lados de las calles, que aguardaban impacientes para hacer acopio de caramelos. Esa complicidad se repitió hasta el paso de la última carroza, cerca de las dos de la tarde.

La primera parte del Pregó, como suele ser habitual, hizo una amplia referencia a la mitología e historia de Castelló. La colla del Rei Barbut, Moros d´Alqueria, L´Aljama, Cavallers Templers, la Host del Castell Vell, la Germandat dels Cavallers y la Colla Bacalao, con sus respectivas carrozas, recrearon los orígenes medievales. La música y el colorido ambientaron con una atmósfera muy especial las vías más céntricas, sirviendo además como anticipo de l0 que quedaba por venir: una explosión de pluralidad con el desfile de 38 colegios, alrededor de 18 asociaciones y 19 gaiatas. Más de 2.000 niños, estructurados en varias secciones, según había dispuesto la organización de la Junta de Festes.

Antes del primer sector, fue el turno de las delegaciones y colectivos de danzas. Por este orden arrancaron, desde la calle San Roque, Grup Castelló, Borriana, A.F. Els Millars, Alicante y Grup de Danses El Forcat.

Detrás, las 19 comisiones de la ciudad, presididas por la reina infantil, Berta Montañés, que no pudo ocultar su gran satisfacción desde la carroza.

Tampoco el Pregoner infantil, Javier Francés, que recitó con maestría los versos de Bernat Artola. Siempre con firmeza y ritmo, invitó a los castellonenses y turistas a participar de una fiesta que se prolongará hasta el próximo domingo, 26 de marzo.

Hasta 38 colegios

A partir de aquí, llegó el momento de los centros educativos. La muchachada invadió literalmente la zona céntrica de Castelló. Desde el colegio Isidoro Andrés Vilarroya hasta el San Agustín, que cerró el séquito, todos mostraron lo mejor de sí. Hasta 1.600 jóvenes desfilaron en el Pregó. La emoción fue máxima, tanto en los pequeños como en sus familiares, siempre atentos a cualquier tipo de contrariedad.

La procesión de ilusión y alegría recorrió a buen ritmo las calles San Roque, Sanahuja, plaza María Agustina, plaza de la Paz, Gasset, Puerta del Sol, Ruiz Zorrilla y avenida Rey Don Jaime.

En este punto de la capital, y en la confluencia con la calle Zaragoza, el Pregó fue disolviéndose a medida que avanzó la comitiva. Para muchos niños se hizo corto el trayecto. Sus caras de júbilo advertían que hubieran podido continuar un poco más, pero la extensión de la procesión, con 3.150 participantes entre jóvenes, acompañantes (adultos) y animales, obligaba a poner punto y final, más cuando los últimos llegarían con el tiempo justo para disfrutar de la primera mascletà de las fiestas, a cargo de pirotecnia Gironina, en la apertura del XXIII Concurso Ciutat de Castelló en Santa María Rosa Molas (al lado de la plaza del Primer Molí).

El Pregó infantil dio para mucho, con infinidad de anécdotas, producto, en la mayoría de los casos, de la bisoñez de sus protagonistas. Confusiones, caídas, despistes, lloros y, sobre todo, muchas sonrisas hicieron inolvidable la jornada para los niños, que no dejaron indiferentes al entregado público presente en las principales calles de la ciudad.

La agradable temperatura resultó un factor determinante para que la cabalgata transcurriera con total normalidad. También discurrió sin mayor novedad el desfile de vehículos engalanados (hasta 65 diseñados por las collas), que anteriormente había seguido idéntico itinerario.