Javi Zarzo es un puñal. Un futbolista desequilibrante que, jugando en la posición de extremo, es un verdadero quebradero de cabeza para las defensas rivales. El sábado, en el campo del Recambios Colón, firmó su octavo gol con la elástica del CD Castellón. Está en su medida porque normalmente sus números han rondado los nueve o diez goles por campaña. Atrás queda su último año en el Valencia de División de Honor donde, entre Liga y Copa del Rey, este futbolista nacido en Benaguasil firmó 17 tantos. Es todo un privilegio poder contar con un jugador de estas características en la plantilla.

Apostó fuerte en verano firmando por el conjunto de la capital de la Plana. Ya dijo en su día que defender una camiseta de un histórico como el Castellón era algo que le hacía mucha ilusión, a pesar de las calamidades del club castellonense en estas últimas temporadas. Vino él y también un nutrido número de jugadores muy interesantes como es el caso de Álex López, Enrique José Sampedro, Chema Díaz o Lolo Ivars, que ahí están aguantando carros y carreras, expectantes a ver si se soluciona el futuro del club de una vez por todas.

Zarzo lleva ocho goles y dos asistencias esta temporada y confía en superar la decena de dianas. Es el segundo máximo realizador del equipo, con uno más que el alicantino Lolo Ivars y con tres menos del verdadero 9 del Castellón, que no es otro que el alcarreño Esaú Rojo. Ellos son los tres máximos anotadores de un conjunto albinegro que sigue aspirando a entrar entre los cuatro primero clasificados. Para eso hace falta ganar y esperar el patinazo de alguno de los equipos de la parte alta de la tabla.

Zarzo empezó a jugar en el equipo de su pueblo (de los cuatro a los siete años), para luego entrar a formar parte de las categorías inferiores del Valencia, donde permaneció hasta la temporada pasada (aunque la 2015-16 la jugó cedido en Segunda B con el Olímpic). Ahora, vestido de albinegro, reconoce estar muy a gusto, aunque toda la plantilla estaría más tranquila sin el problema de los impagos, porque en breve a jugadores y cuerpo técnico se les empezará a deber cinco meses.