Como alguna televisión de pago ofrecía la transmisión, uno se apalancó, café y puro mediante, en la ventilada sala de estar confiando en pasar un buen rato de fútbol y emociones. A los dos goles que marcaron los locales respondió el Villarreal con tres y los aficionados de la cosa saben que goles son triunfos, quiere decirse que el gol es al fútbol lo que las vetas blancas al jamón de Jabugo. Cinco goles en un solo partido dieron a la tarde dominguera, sin fútbol de Primera División una alternativa de emociones y talento de futbolistas llamados a ser buenos o excelentes profesionales a condición de que las lesiones les respeten. Puesto que habíamos dicho que con el triunfo alcanzado el domingo van tres seguidos, los aficionados tenemos derecho a esperar de estos chiquillos de hoy alguna que otra llegada al primer equipo y en cualquier caso profesionales que se ganarán la vida en otros clubes.

El Vila-real es un grande también en eso como en casi todo, excepto en alguna aportación a La Roja. Lopetegui, como los anteriores encargados de confeccionar la selección española, además de no haberse llevado a ninguno de los jugadores del Villarreal, ha tenido la «suerte» de que Asenjo se lesionara, con lo que evitó que le saltaran los colores, porque de no haber tenido la desgracia de fastidiarse otra vez el cruzado, tampoco hubiera jugado, en caso de ser seleccionado, todo y ser el mejor portero de España ahora mismo.

Los juveniles del Villarreal, por tercer año consecutivo son campeones de grupo, lo que es de celebrar, porque de esa manera el alto mando futbolero se lleva un disgusto y que se jodan. Contemplé la tarde del domingo un partido pleno de emociones y buen juego, en el que los dos equipos se jugaban mucho, si bien fue el Villarreal quien ganó después de haber dominado el juego todo el partido.

No quiero utilizar ni una sola línea en subrayar la actuación de este o aquel futbolista, porque el fútbol es un juego de equipo, en el que valores como la nobleza, la solidaridad y la generosidad son principales. Tanto en el Levante como en el Villarreal las individualidades quedaron eclipsadas por la idea de que aquello era cuestión de todos a una, con un alto sentido del juego de conjunto, y desde el primero al último pase. Quiere decirse que también ahí hubo diferencias: mientras el Levante jugaba replegado y listo para las jugadas en largo, el Villarreal manejaba el balón desde el portero, mientras salía jugado desde la línea de contención, lo que concedía a su juego mejor aportación al espectáculo y ahí, cabe resaltar los resultados de un entrenador de la casa, que fue futbolista en el Villarreal, que ahora prepara al juvenil, que se llama Calleja y como los chicos, apunta maneras de entrenador grande.

Y he querido poner de relieve el espectáculo futbolístico ofrecido, porque a ese nivel los medios no acostumbramos hacer justicia. La transmisión era para toda España, resultó ser una gran tarde fútbol, con futbolistas todavía sin malear y donde el dinero todavía no ha sentado sus reales. Muchas felicidades y mucha suerte chavales.