El portavoz del equipo de gobierno de Vila-real, Javier Serralvo, acudió ayer a su comparecencia pública ante los medios de comunicación con los recibos de la contribución de su casa desde 2002 hasta la actualidad. Su intención era dar por zanjada una polémica política que viene arrastrándose desde que el alcalde, José Benlloch, anunciara el verano pasado que se iba a producir un incremento del coeficiente municipal que grava el IBI.

Y es que desde entonces el tema se ha convertido en un recurso constante para la oposición a la hora de atacar al equipo de gobierno, con la correspondiente respuesta de los responsables municipales. Los datos objetivos vienen siendo los mismos desde el primer momento, los discursos políticos, aunque reincidentes, tampoco han variado demasiado, en todo caso han ganado en dureza.

Desde el punto de vista objetivo, la realidad es que en 2014 el gobierno de Benlloch, entonces en coalición con Compromís, decidió bajar este impuesto un 10%. En el último año el alcalde ha reconocido en muchas ocasiones que esta rebaja «fue un error», ya que se fundamentó en la errónea impresión de que habían controlado los problemas urbanísticos por los que el ayuntamiento estaba siendo llevado antes los tribunales por vecinos y empresas, y que el problema de la gestión de la basura no iba a lastrar las cuentas municipales. La llegada de sucesivas sentencias en contra que obligaban al ayuntamiento a pagar millones de euros y el gasto de 600.000 ? anuales que supone el transporte de la basura a plantas de tratamiento, dado que Reciplasa no puede asumir más residuos, desequilibraron de manera preocupante las cuentas, lo que llevó al equipo de gobierno a plantear un plan de ajuste que afectaría al segundo semestre del 2016. Entre diferentes medidas se encontraba subir el IBI el 9,5%.

Recientemente, el PP de Vila-real acusó al equipo de gobierno de haber realizado «el mayor incremento de los impuestos de la historia de la ciudad» y la reacción no se ha hecho esperar. Serralvo echó mano de los datos que arroja la recaudación municipal, mostrando una tabla con la evolución del IBI desde el 2002 hasta la actualidad. Pero fue más allá, recuperó todos los recibos de la contribución de su propia vivienda y compartió con los ciudadanos sus importes con un único objetivo: demostrar que los mayores incrementos de este impuesto se produjeron entre 2002 y 2011.

Aumento del recibo

El concejal socialista en el 2002 pagaba por el IBI de su vivienda, ubicada en una zona céntrica, 343 ?. Dos años después el recibo aumentó hasta los 420 ?, pero es que en 2010, tras progresivos incrementos, alcanzó los 538 ?, «en una época en la que el gobierno del PP decía que ellos no subían impuestos», denunció. La cifra más alta, sin embargo, se alcanzó en el año 2011, «cuando todavía gobernaban ellos», con un recibo de 580 ?. A partir de ese momento, con la llegada del gobierno de coalición al consistorio se produjeron ligeras rebajas, hasta que en 2014 se propuso la disminución a la que Benlloch hacía referencia. En ese momento el recibo de la residencia de Serralvo se situó en 535 ?. El edil defendió que con la última subida aprobada, su recibo «y el de todos los vecinos de Vila-real, se situará en niveles de 2011, cuando nosotros decidimos congelar el impuesto».