Y es que el sector ha sabido aprovechar las oportunidades que han supuesto la revalorización del dólar frente al euro y la recuperación de la economía del país en general, y de la construcción en particular. De ahí que, en medio de todas las turbulencias comercial del año 2014 y 2015, los empresarios comenzaran a incrementar su tasa de envíos al gigante americano, de manera que ha ido escalando posiciones, situándose a mediados del año 2016 en el cuarto destino, y cerraba el ejercicio situándose en la segunda, solo por detrás de Francia. Los datos hablan por sí solos: Los envíos a Estados Unidos en el año 2015 sumaron 147 millones de euros, cantidad que en el año 2016 se elevó hasta los 187,9 millones de euros. Es decir, un crecimiento del 28 %, según los datos oficiales de Ascer, de manera que EEUU ya absorbe el 7,3 % de las ventas totales: casi uno de cada 10 euros que factura el sector azulejero lo obtiene de este mercado.

«Se espera que esta evolución favorable continúe pero más suavizada», indicaba el presidente de la patronal azulejera Ascer, Isidro Zarzoso, a la hora de vaticinar cómo se plantearía el presente ejercicio. ¿La razón? «EEUU no puede crecer a tasas del 30 % todos los años, como viene ocurriendo ahora», puntualizaba zarzoso. Y así es. En el mes de enero pasado, último periodo con datos estadísticos cerrados oficiales, las exportaciones Estados Unidos crecieron a un ritmo del 5,3 %, sumando 13,68 millones de euros y lo relegaba, por lo menos ese mes, a la tercera posición.

Lo que es innegable es que es un país con «mucha capacidad de consumo». Eso sí, matiza que «también es un mercado muy complejo y que se puede producir ahora un cambio de política de comercio exterior, más proteccionista, que nos puede afectar».

Y he aquí una de las grandes incógnitas. Estados Unidos evoluciona para la cerámica castellonense como un tiro. Sin embargo, la industria contiene la respiración cuando se habla de la política comercial y exterior que va a desarrollar el nuevo presidente del país, Donald Trump. Se da por sentado que la política que se va a implantar en el país va a ser muy proteccionista, como ya se está viendo en algunos asuntos, caso de la industria de la automoción, lo que podría derivar en barreras para la entrada de baldosas en el país. Aun así, también es cierto que Estados Unidos es un gran consumidor de pavimentos y revestimientos cerámicos y que el país no dispone de capacidad suficiente para abastecerse. Pero también es evidente que, cualquier cambio en la política de fronteras, o en la política monetaria, es decir, una devaluación del dólar, tendría consecuencias nefastas para el Tile of Spain.