Cada vez quedan menos jornadas y cada vez el Almazora está más cerca del descenso. Son paradojas de la vida y visto lo visto tocará ganar pronto un partido para evitar males mayores. En el conjunto de la Plana Baixa no hay miedo porque confían a pies juntillas con la plantilla y el cuerpo técnico. El sábado a las 18.00 horas el conjunto blanquinegro tendrá una dura prueba de fuego contra el Alzira, en el campo municipal José Manuel Pesudo. Los valencianos, a pesar del último tropiezo, son favoritos para acabar entre los cuatro primeros, e incluso para arrebatar al Olímpic de Xàtiva el liderato.

En todo lo que va de año 2017, el Almazora sólo ha conseguido ganar un partido, y la renta obtenida en la magnífica primera vuelta se está quedando en la mínima expresión, por eso más que nunca es obligado ganar. En caso de no hacerlo, los rivales que le pisan los talones podrían darle alcance y superarle en la tabla clasificatoria, con mejores dinámicas de juego y resultados. Es el caso de dos equipos que están dos puntos por debajo: el Torrevieja, que jugará en el campo del Elche Ilicitano, y el Buñol que visitará al Crevillente.

Vista la trascendencia del partido la directiva que preside Ramón Broch hace un llamamiento para que la afición de Almassora apoye al equipo este sábado por la tarde.

De momento ya hay un equipo provincial descendido de manera matemática, el Segorbe, y el Almazora confía en que no sean más a final de temporada.