El Betis selló virtualmente su permanencia en Primera al encadenar, por primera vez en lo que va de temporada, dos victorias seguidas tras doblegar (0-1) a un irreconocible Celta, que se despide de los puestos europeos.

El duelo lo desniveló en el minuto 54 un tanto del serbio Darko Brasanac.

Con la segunda unidad en el campo, el Celta perdió sus señas de identidad. Se olvidó de lo que mejor hace, atacar, y se centró en neutralizar a Dani Ceballos y Joaquín con marcajes individuales. La táctica no le salió del todo mal, pese a que el Betis disfrutó en el primer cuarto de hora de tres buenas ocasiones: en la primera Joaquín obligó a Sergio Álvarez a lucirse con una espectacular estirada; en la segunda un disparo de Alex Alegría se marchó fuera por poco; y en la última un cabezazo de Durmisi acabó en las manos del portero gallego.

Sin chispa

El Celta era incapaz de salir de su campo. Sin la chispa de Aspas, la velocidad de Sisto o la creatividad de Hernández y Wass, el equipo de Berizzo se empequeñeció. El dominio era absoluto de su rival, que perdió protagonismo en el área viguesa en cuanto los celestes ajustaron sus marcajes individuales.

Tardó 39 minutos el Celta en disparar a puerta, algo inusual. Y su primera ocasión fue clarísima, después de un error del Betis que dejó al belga Theo Bongonda en el mano a mano ante Adán, que salvó a su equipo en esa jugada y en la siguiente, con un disparo cruzado de Jozabed.

Mejoró el Celta tras el paso por los vestuarios. Adelantó un poco sus líneas y Guidetti lo agradeció porque entró más en juego, pero cuando más asentado parecía su equipo el Betis, que ya había avisado con un tiro cruzado de Durmisi, lo golpeó con un remate de cabeza de Darko Brasanac.

El tanto bético obligó al Celta a lanzarse al ataque. Los cambios, sobre todo la entrada de Wass a falta de veinte minutos, también oxigenó a su centro del campo, pero el Betis ya estaba replegado.