La Entidad, de la que se conmemoran los 100 años de su existencia, tiene como haber más importante, que todo y haber nacido con una ideología católico-agraria muy clara, con el transcurrir del tiempo y los avatares de la historia, se ha convertido en toda una institución unida a Almassora y a sus gentes, motor del progreso económico, social y cultural .

Con la crisis agrícola derivada de la Primera Guerra Mundial aparece en Almassora la figura de Joaquín Gallego Tena, que es hasta tal punto partidario de las doctrinas sociales católicas del padre jesuita castellonense Antonio Vicent, que procede a la redacción de los estatutos de un nuevo Sindicato, en 1916, con el espíritu del desaparecido Círculo Católico. Así, y junto al rector Pascual Cabedo y el padre Joaquín Balaguer, dieron los pasos necesarios para fundar el Sindicato Agrícola de San José, involucrando e ilusionando a 32 vecinos, como dice el propio Gallego: «los más apartados de la política, los que más se distinguían por sus ideas religiosas y más calor prestaban a las obras confesionales».

La nueva Junta Directiva del Sindicato no oculta la intención de contar con un instrumento económico y financiero que esté al lado del agricultor, y es así como se crea la Caja Rural del Sindicato. De este modo, el 30 de abril de 1917, los 81 socios adheridos al Sindicato se constituyen en Junta General Extraordinaria y aprueban los Estatutos, con lo que se funda la Caja Rural de San José de Almazora. El 1 de junio de 1919, se aprueban los dos primeros préstamos de su larga vida de servicio a Almassora: uno de 250 y otro de 500 pesetas.

Ese mismo año, 1919, la Entidad da un paso al frente en la protección de sus afiliados y crea la Caja de Pensiones de Vejez y de Invalidez, que no llega a cuajar. De esa misma época también es la Bolsa de Trabajo, que desaparece hacia 1930, que busca estimular contratos de trabajo, establecer una mutualidad, un seguro de paro y un seguro de caballerías. También se constituye una Cooperativa para la comercialización y exportación de la naranja, con una sección de compra venta de fertilizantes, aumentando el número de socios.

Igualmente en 1920, aparece un economato, que tiene corta duración. De los 177 socios de 1919 se pasa al año siguiente a 1.502.

Durante la dictadura de Primo de Rivera, desde 1923,la naranja entra en una producción extraordinaria, lo que hace que los recursos de la Caja aumenten y se pueda invertir de una manera solvente. Así la Entidad adquiere 2 millones de pesetas en Obligaciones del Tesoro, con la inauguración del pantano de María Cristina y 5 millones de Deuda Amortizable del Estado. Al mismo tiempo se pone en marcha el proyecto para transformar 3.000 hanegadas de tierra del secano en regadío, en el término de Almassora. Y se adquiere el manantial de las Fuentes en Alcossebre, a fin de proceder a una transformación de tierras de regadío, aunque el proyecto colonizador quedaría en nada.

En esta misma época, el Sindicato y la Caja apoyan decididamente, la construcción (iniciada en 1916), de la carretera entre Almassora y el Grau de Castelló, a fin de facilitar el transporte de la naranja hacia una salida natural por el puerto de Castelló y, al tiempo, producir peonadas para los trabajadores durante su construcción. Del mismo modo, con la construcción del puente sobre el Millars en la carretera Borriana, la Caja, en 1926, suscribe un millón de pesetas de deuda pública, equivalente al coste del puente.

Todo este movimiento económico y también social, del Sindicato y de la Caja, está estrechamente vinculado con el Ayuntamiento de Almassora, que en esta época acomete toda una serie de planes de mejora del municipio. Así se adjudica a la Caja Rural (después de que un concurso público se quedara desierto) la concesión de un crédito por 500.000 pesetas, destinado a la financiación de las obras municipales en ejecución, pagando jornales, materiales, adquisición y expropiación de solares. El volumen de las mejoras urbanas es tan importante, que no es hasta 1953, cuando se amortizan los últimos 130 títulos y el interés acordado.

La euforia de los años 20 permite asumir el reto de dotar a la institución de una sede social a su altura. Así, durante las fiestas de Santa Quiteria de 1929, se inaugura el simbólico edificio, que ahora, ampliado en los años 80 del siglo XX y todavía en uso, ha sido y es la sede del «Sindicat» y la «Caixa». Hoy sigue siendo un referente artístico, por su porte y singularidad, y un referente social, por cuanto representa a la Entidad y a Almassora, al ser un edifico emblemático de la población.

Años después todo cambia. Con la Guerra Civil, el Sindicato y la Caja Rural, pasan por vicisitudes muy delicadas y adversas, fruto de los acontecimientos de la época. El 18 de julio de 1936, tiene lugar el fallido golpe de estado contra la República Española, que desemboca en la cruenta Guerra Civil y en todos los hechos colaterales que tienen lugar en las retaguardias de ambos bandos. En Almassora, tiene lugar todo un intento de revolución social que se puede detectar en la marcha del Sindicato y de la Caja Rural, que pasa, en un primer momento a ser incautada, controlada por diferentes sindicatos con el intento de reorganizar la producción de la naranja; al desencanto y desmovilización social por no contar con el abastecimiento necesario para la población, unido a no disponer de efectivo, directa o indirectamente, bloqueado por el Gobernador Civil y los organismos del Estado. El dinero acaparado y el incautado, hace nacer la necesidad que exista líquido en las transacciones del la vida cotidiana y ante esta situación la Caja no puede operar y le es imposible dar servicio.

Entre el día 14 y 15 de junio, entra el ejército rebelde en Almassora. El 3 de agosto de 1938, tiene lugar la nueva constitución del Sindicato, con la designación de la Junta Directiva del Sindicato Agrícola de San José y su Caja Rural» reintegrándose el personal y cargos que existían en de 1936. Y una vez "depurados" el personal y socios no afectos al régimen, se conceden créditos, de entre 200 y 4.000 pesetas, mediante diferentes modalidades, que ascienden a más de 36.000 pesetas. Además se renueva otro de 1.011 pesetas y una línea de crédito, a una familia, de hasta 10.000 pesetas, «que harán uso a medida que lo exijan las necesidades del cultivo de sus tierras», todo para paliar la difícil situación económica y contribuir a retomar la producción naranjera y agraria en general, de un modo normalizado.

Si la Guerra Civil resulta casi fulminante para el Sindicato y la Caja, la postguerra no es menos alarmante, ya que a esta circunstancia se une la coyuntura económica de España y las consecuencias de la IIª Guerra Mundial . En estas circunstancias el Sindicato y Caja Rural se dirige al Banco de España en Castelló demandando ayuda, que tiene respuesta al recibir un millón de pesetas. También se intentan cobrar los intereses debidos por el ayuntamiento o por particulares, llegando al extremo de que el patrimonio de los miembros de la Junta Directiva se convierte en garantía de la gestión de la Entidad.

De esta nueva etapa destaca, por una parte, la concesión de créditos para la construcción de pozos de extracción de agua en el término municipal, que, necesariamente, conlleva la transformación de terrenos y la extensión del regadío. Y por otra parte, la compra de contribuciones en 1947. Las penosas circunstancias económicas resultado de la devastadora helada de 1946, hace que muchos particulares no pudieran satisfacer las contribuciones rústicas. Ante dicha situación el Sindicato y su Caja Rural, abona las 30.000 pesetas de esos impuestos.

En la línea de la preocupación por la protección del socio y contando con la Caja como Entidad financiera del Sindicato, otro proyecto, importantísimo, que todavía hoy está entre los logros de la sociedad, en la memoria colectiva de los habitantes de Almassora, es la construcción de viviendas de renta limitada en el conocido como Grupo Pio XII. En 1961 comienza la construcción de una agrupación de 48 viviendas de renta limitada, subvencionadas; en 1966 se inaugura otro grupo de viviendas, similares, formado por 54 y en 1970 se entregan 34 viviendas más. Como colofón, el Ayuntamiento, urbaniza la zona y la Caja dona el solar necesario para construir la parroquia de San José. Las obras sociales se han ido sucediendo durante esta centuria.

La antigua Caja Rural de Almassora, hoy Caixalmassora, es a lo largo de su historia un referente, una institución que nace, existe y se renueva constantemente al servicio de Almassora y de sus gentes. Hoy, con su sede central, tres oficinas distribuidas por la ciudad, además de dos cajeros, ha sabido adaptarse, constantemente, a las nuevas necesidades económicas y sociales que Almassora demanda, convirtiéndose en algo mucho más que una entidad bancaria al uso. Es una institución integrada totalmente en Almassora que ha servido estos cien años a sus intereses. Y los que le quedan.