El Castellón salió por la puerta grande de Castalia y lo difícil ahora es explicar que estuvo a un pelo de perder por goleada. El pie derecho de Lolo Ivars rescató a los albinegros del caos en un partido no apto para menores. Un triplete del futbolista orellut volteó el 0-2 que el Villarreal C disfrutaba a la media hora, y dejó a los locales a un paso de la promoción de ascenso, que se complica para los visitantes tras el 3-2 definitivo.

El Castellón honró el sobrenombre con el que le bautizó Emilio Álvaro. El Inmortal resucitó cuando la temporada se le escurría entre los dedos. Cuántas veces hemos enterrado a un club que se rebela contra toda lógica. Cuántas veces este Castellón, el de los cinco meses sin cobrar, se ha puesto con orgullo el traje del equipo que nunca se rinde.

Tampoco murió ayer, ni se rindió, aunque todas las señales apuntaban al drama. Cinco goles, once tarjetas y un catálogo de simulaciones, tanganitas y pérdidas de tiempo de ida y vuelta, el derbi provincial, derbi menor pero derbi al fin y al cabo, cumplió con lo que de él esperan los clásicos. El partido fue de alto voltaje, quizá no el mejor lugar donde llevar a un niño, pero sí donde antes aprendería de qué va de verdad la vida. Nació igualado, con el Castellón buscando las cosquillas de Meseguer en la salida y con el Villarreal C tratando de templar los bríos del arranque. Lo cierto es que hasta el minuto 15 todo resultó fuego de artificio, todo el libreto era de autor amarillo. Entonces Darío le ganó la espalda a Enrique en un pase profundo y se encendió la traca. La acción terminó con los amarillos reclamando mano del central albinegro, pero el Castellón replicó enseguida. El duelo Chema-Nani fue uno de los atractivos del encuentro. Ahí cobró el cuadro local una falta que enroscó Ivars y remató Jesús fuera, por poco, picado.

ZarpazosEl Castellón pareció por momentos más preocupado por la bronca que por el juego, y lo pagó. El Villarreal C triunfó en la medida que fue capaz de hacer oídos sordos, de llevar la tarde al palo que le convenía. Ese era el del juego corrido y posicional, y así braceó hasta el 0-2, en un visto y no visto. El lateral Migue abrió el marcador en el 20, al coronar una jugada colectiva con un tiro seco y a quemarropa. El central Pepe ahondó en la herida albinegra en el 30. Un minuto antes, Zagalá había desviado a la madera y a la esquina un tiro enroscado de Chuca, tras otro baile trenzado por el filial. En el mentado córner, Darío ganó el cabezazo en la corta y Pepe remachó en el segundo palo, adelantándose a Enrique.

El Castellón bordeó el precipicio en unos descontrolados minutos de histeria. Todavía más descontrolados que los anteriores, queremos decir. Compitió el Villarreal C en ese tramo [luego le pillarían con el verdadero DNI] como un equipo más maduro que el albinegro, que limitó su discurso a la épica.

Castalia mascó la tragedia hasta que en el minuto 36 Esaú provocó una falta en la frontal. No podía sospechar aún el Villarreal C que echaría tanto de menos esas contras que dejó marchar al limbo con 0-2, con el Castellón implorando clemencia. Porque la falta la clavó Ivars en el rincón, tapado el meta Fuoli por la melé de la barrera, y ya nada volvió a ser igual para ambos. Calleja olió la sangre y dobló la apuesta: sentó al tarjeteado Clyde, invisible en el corte y en la confección, retrasó a Ivars al medio y dio bola a Yagüe, que se juntó con Esaú en la delantera. Durante la primera mitad, el Castellón jugó cada minuto como si fuera el último, puerta grande o enfermería.

ProtagonistasAl descanso se llegó con 1-2, aunque Yagüe anduvo cerca de justificar su entrada al rozar el remate franco tras una dejada de Esaú, en un saque de banda. Volvió a ser Yagüe protagonista en el arranque de la segunda mitad, aunque ya entonces el juego no tuviera nada que ver con el de la primera. El Castellón se serenó, evitó morir de sobreexcitación, y un poco de orden le sentó muy bien. Sin mucho tino, pero midiendo la consecuencia de cada acto, rascó de donde no había para cobrar dos penalties que voltearon el partido y el rumbo de la temporada.

El empate lo marcó Ivars de penalti en el minuto 54. Meseguer concedió un despeje en globo en el área amarilla y Yagüe tiró de mili para sacarle la pena máxima al portero Fuoli, torpe e ingenuo en el braceo. Ahí se vio por vez primera que el Villarreal C es un segundo filial. Al joven Fuoli lo carcomieron los nervios: se jugó la expulsión forcejeando por la pelota después del gol del empate, estando tarjeteado, y acabó intercambiando provocaciones con la grada, en un tramo final desesperado.

A medida que el duelo se hizo pastoso, el Villarreal C se sintió más incómodo. En el minuto 74, con el juego deslavazado, Manu Martínez fabricó otro penalti al meterse entre la pelota y el visitante Chuca, que se disponía a despejar en el pico del área. Ivars volvió a asegurar el gol, el 3-2 que fue definitivo pese a la ambición del Villarreal C, que atacó con tres defensas pero escasa claridad ofensiva, demasiado ingenuo para un Castellón que custodió la ventaja como el tesoro que tanto quería.