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El PP y el reto de las mayorías absolutas

El PP y el reto de las mayorías absolutas

La noche electoral del 24 de mayo del 2015 el castillo de naipes de las mayorías absolutas del PP en las principales alcaldías de la provincia de Castelló se desmoronaron una tras otra. El partido gobernaba en toda la línea de costa sin solución de continuidad excepto en Moncofa. Corrupción, desgaste, la marca, el auge de nuevos partido o una regeneración demasiado incipiente fueron algunas de las causas adolecidas por los responsables de una derrota sin paliativos. Con este lastre, el PP no pudo convertir en gobiernos el hecho de ser el partido más votado en gran parte de los municipios, por lo que esperaba en el horizonte una larga travesía en el desierto.

Transcurridos casi dos años de aquella noche, la formación engrasa la maquinaria electoral para de la construcción argumental de un discurso que incremente su respaldo. Y lo hace con un nuevo jefe de filas, cuya transición tras el adiós de Javier Moliner ha sido del todo menos traumática.

De manera formal será a partir del 3 de junio, pero Miguel Barrachina ya ha empezado a marcar terreno en su principal cometido: preparar las listas y el argumentario para recuperar las alcaldías.

El primer movimiento lo hizo en Castelló. Confirmó con la presidenta local Begoña Carrasco que la regeneración en la capital se produjo en febrero de 2016 y que la candidatura ya será muy diferente de la presentada en 2015. El PP tocó suelo en la capital con poco más de 20.000 votos, aunque fueron 4.000 más que el PSPV, 8.000 más que ciudadanos y casi dobló a Castelló en Moviment y Compromís. Sin embargo, el Pacte del Grau suma 38.000 votos, casi el doble que el PP.

Este es uno de los aspectos que debe mejorar Barrachina, ya que solo gobierna en minoría entre los municipios significativos en Benicàssim, Orpesa y Moncofa.

Un escenario diferente se presenta en Vila-real. La pretendida regeneración que supuso Héctor Folgado tras el estallido del caso PIAF se topó la noche electoral con un gobierno en minoría del socialista José Benlloch que transformaba su bagaje en mayoría absoluta. Folgado mantiene su posición en la segunda fila del partido a nivel autonómico y el punto de mira mediático del PP provincial siempre tiene enfilado a Benlloch para atacar cualquier error, pero el PP deberá mover ficha para socavar el apoyo electoral socialista.

Caso similar es Borriana, donde tras la era post-Calpe no consigue cuajar en visibilidad la regeneración de la candidatura, que se disputarán Juan Fuster y Ana Montagut.

Por otro lado, más complicada es la escena en Vinaròs y Benicarló, las grandes urbes del norte. Los malabares del partido con las Cercanías y el giro a la izquierda de la comarca dificulta un regreso al poder, más para Juan Antonio Mañá en Benicarló que para Juan Bautista Juan en Vinaròs, ya que éste, al menos, mantiene la visibilidad como diputado provincial. Situación semejante a la de Salvador Aguilella en el municipio de Onda.

Más allá, el impulso del PP se va a ver opacado en Almassora y l'Alcora con el cambio de alcaldías entre PSPV y Compromís. En poco más de dos meses viran los mandatos de Susana Nicolau y Víctor García hacia Merche Galí y Samuel Falomir. Una tarea complicada para Luis Martínez, que no consiguió la alcaldía en su primera contienda tras el adiós de Vicente Casanova y para Merche Malloll, que deberá optar entre agotar la legislatura en el Senado o la candidatura en l'Alcora.

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