Con unas temperaturas propias del verano, nadie podía imaginar que a primera hora de la tarde de ayer cayeron un importante chaparrón sobre algunos municipios de la Plana Baixa, entre ellos Vila-real, provocando que el recinto taurino, en la zona de «cadafals», quedara «impracticable», según describió el presidente de la Comissió del Bou, Pascual Safont, pero finalmente las personas implicadas se pusieron manos a la obra y las exhibiciones taurinas se celebraron en el horario y el lugar previsto.

Las incidencias se produjeron en un corto período de tiempo, ya que una tormenta descargó en apenas media hora una tromba de agua, que encharcó toda la zona de arena en la que se realiza la salida y parte de la exhibición de los bous per la vila. La situación se había complicado tanto de manera imprevista, que los responsables de la Comissió del Bou, del ayuntamiento y de la Junta de Festes, decidieron reunirse a las cinco de la tarde para tomar una determinación al respecto.

Apenas una hora después se había descargado arena seca en la zona y se acondicionó el recinto para que los festejos continuaran con normalidad. En concreto fueron dos los animales exhibidos, el primero patrocinado por la Associació Taurina Bou de Sant Pasqual, a la que pertenece Pascual Safont, y el segundo adquirido conjuntamente por las asociaciones taurinas Guarismo 9 y José María Manzanares. Como es costumbre en la ciudad, los mismos astados fueron embolados por la noche.

La de ayer fue una jornada especial desde el punto de vista gastronómico, ya que a partir de la 1 de la madrugada estaba prevista la 27 edición del concurso de empedraos para las peñas . En la jornada del jueves también hubo espacio para los mayores con la fiesta de la Tercera Edad que contó con música y una paella monumental en el Centro de Congresos, Ferias y Encuentros.