El Castellón visita al Poblense con todo por decidir. El 0-0 de la ida en Castalia aplazó las conclusiones en la primera de las tres eliminatorias de la fase de ascenso. Los albinegros viajan a Sa Pobla con el objetivo de ver portería y ganar una vida extra en una temporada extremadamente convulsa. Recibida con tibieza la tercera promoción consecutiva, un empate con goles o una victoria a domicilio dejaría al Castellón a cuatro partidos de la añorada Segunda División B.

Parece mucho tiempo, pero quizá no sea tanto, según se mire. En 1989 Castellón y Poblense, que ahora comparten objetivos y territorios, vivían realidades bien distintas. El Castellón festejaba su hasta la fecha último ascenso a Primera División mientras el Poblense descendía a Tercera, categoría de la que trata de escapar desde entonces. El Castellón acumuló en paralelo descensos y penurias con el oasis del ascenso a Segunda de 2005. Incluso la alegría tenía truco: alumbró el inicio de la era Castellnou, que conllevó el descenso administrativo a Tercera, en 2011, el punto más bajo de su historia, del que aún no se ha recuperado.

No hay excesiva fe en el albinegrismo de que este sea el año, y esa sensación solo se puede volcar a base de resultados. El divorcio con la dirigencia, la de los meses sin pagar a jugadores y empleados, la del conflicto perenne con el aficionado, se antoja irreversible, pero el aire tenebroso que envolvió la cita en Castalia del pasado domingo podría modificarse en caso de dar hoy un paso adelante, y tumbar al Poblense.

El Castellón llegó al play-off como cuarto clasificado del grupo valenciano y le cayó en suerte en el sorteo el segundo del grupo balear. El partido de ida insinuó más que fue. El Castellón intentó robar lo más alto posible y tocar a percusión con la pelota. Le falló la puntería en el par de ocasiones que dispuso, y echó en falta la habitual contundencia en las acciones a pelota parada. El Poblense pareció perjudicado por el mal estado del terreno de juego de Castalia, que lastró la rueda de asociación posicional que le caracteriza.

El césped no será excusa para nadie en Sa Pobla, un campo de dimesiones oceánicas y hierba natural. Para frenar la avalancha ofensiva que espera, el entrenador del Castellón, Manu Calleja, podría perfilar un once más defensivo. El pivote Clyde Essomba apunta a la titularidad, posiblemente en detrimento de Marenyà, que arrastra desde hace meses problemas musculares. En la lista de 17 destaca la presencia del punta Rubén Fonte, tras un capazo de semanas al margen. Se busca un héroe inesperado y albinegro, para que el accidentado viaje de la 2016-17 no termine todavía.