Junto al acueducto de San José de la Vall d'Uixó hay una antigua construcción que para la mayoría de los visitantes puede pasar desapercibida. El deterioro de su aspecto puede confundir sobre su pasado y sobre un futuro prometedor que pretende convertirla en un referente cultural. A pocos metros del paraje de San José, donde se encuentran las conocidas cuevas, se encuentra la antigua Fàbrica de la Llum, el punto de partida del Camí de l'aigua, un itinerario turístico que pretende poner en valor el pasado de la Vall y conectar su mayor recurso, el río subterráneo, con el casco urbano, donde se esconden historias de convivencia, trabajo y superación.

Ayer unas 60 personas tuvieron la oportunidad de participar en los primeros pasos de este itinerario que recorre varios puntos clave que justifican porqué se conoce a la Vall como el Pueblo de pueblos. Y esa es la ruta que proponemos realizar esta semana, la que permite conocer la evolución de la Vall desde que los primeros asentamientos humanos eligieron el río de San José para establecerse y cómo todas las civilizaciones dejaron una huella que hoy en día se puede seguir.

El Camí de l'aigua se inicia precisamente en la Fàbrica de la Llum, en pleno barrio del Roser. Según Pascual Herrero, integrante del equipo redactor del proyecto Museu en Marxa, en esta zona se circunscribió en su día el origen de un oficio muy vinculado con la Vall: el de espardenyer. Preguntar a cualquier vecino puede servir para conocer dónde se encontraban los talleres, quiénes eran los menaors o los soguers. Por las calles estrellas, serpenteantes y en algunos casos empinadas de El Roser se completa el trayecto que nos lleva hasta la plaza del Ángel, donde a través de una excavaciones arqueológicas se pudo saber que la ciudad actual se construyó a partir de pequeñas alquerías islámicas conectadas entre sí por el recorrido que marcaba la línea de agua que provenía de la fuente de San José. En el subsuelo todavía existen las acequias por las que circulaba y la intención de este itinerario es que los visitantes puedan saber al detalle su ubicación y su utilidad.

El siguiente punto en el que habría que detenerse en este Camí de l'aigua sería el Palau dels Marquesos de Vivel, un centro cultural muy conocido de la ciudad donde ayer se recordaron leyendas e historias populares como la del famoso Moro Musa, que según Pascual Herrero «hoy en día es un símbolo del período de convivencia que existió en esta zona entre musulmanes y cristianos». Y si de oficios hablamos, el visitante debe acercarse en esta ruta al barrio dels ollers, que se extiende entre las calles Eleuterio Pérez, del Carmen y de la Asunción. En esta zona llegaron a establecerse en su momento de máximo auge hasta 20 ollerías. Cualquier persona que se pasee por el lugar podrá identificarlas, porque se han señalado en el suelo con una marca fluorescente. Algunas de ellas pueden visitarse, porque todavía están en uso, aunque muy residual, pero vale la pena interesarse y conocer un trabajo artesanal que tiene tanto que ver con la Vall.

El Camí de l'aigua acaba en otro lugar emblemático: la plaza de la Asunción. Frente a su iglesia se puede identificar sin dificultad un pozo bajo el que se encuentra un secreto sorprendente: una antigua cisterna de 5x8 metros de planta y 10 metros de profundidad, que pretende convertirse en centro de interpretación de las Coves de Sant Josep bajo tierra. De momento se ha elaborado un pequeño audiovisual en realidad virtual que permite saber cómo es la cisterna por dentro y que está a disposición de la concejalía de Turismo. Las dimensiones de esta construcción subterránea también se han marcado en el suelo de la plaza.

Aunque el proyecto de Museu en Marxa y el Camí de l'aigua están en fase de desarrollo, la idea es que a lo largo de este año se pueda visitar la Fàbrica de la Llum.